Belleza discreta
RICHARD SAPPER (1932-2015)
LDiseñador industrial
o suyo, contrariamente al espectáculo imperante en las artes del diseño y la arquitectura actuales (lean sino Arquitectura milagrosa, de Llàtzer Moix), fue pasar desapercibido, atento al desarrollo de los productos que concibió a lo largo de décadas de trabajo para las más prestigiosas marcas. Efectivamente, Richard Sapper, nacido en Munich en 1932 y fallecido el pasado 31 de diciembre en Milán, concibió objetos ya canónicos del diseño del siglo XX como la tetera 9091 de Alessi (1983) o la lámpara Tizio (1972) de Artemide con absoluta discreción.
A diferencia de otros diseñadores, volcados durante toda su carrera en la concepción de las diversas formas que puede tomar un objeto en particular, Sapper acabó configurando un catálogo variopinto de productos que incluye sillas (el modelo Lambda, fabricado por Knoll, y diseñado a medias con el arquitecto Marco Zanuso), ordenadores (trabajó en exclusiva para IBM) o bicicletas como la Zoombike (2000) de Elettromontaggi. Su inmensa curiosidad y su formación versátil (obtuvo un título relacionado con los negocios y la empresa de la Universidad de Munich luego de haber estudiado Filosofía y otras ramas del conocimiento) tuvieron no poco que ver en el resultado de su obra.
Sus inicios en la profesión hay que buscarlos en la vecina Stuttgart. Allí trabajó en las oficinas de Daimler Benz como diseñador de automóviles hasta que a finales de la década de 1950 se estableció en Milán. En la considerada como capital del diseño mundial empezó a trabajar por su cuenta.
Desde bien temprano, trabajó con arquitectos como Gio Ponti o el ya mencionado Marco Zanuso. Con este último lleva a cabo, iniciada la década de 1960, diversos proyectos para la firma Brionvega: entre ellos, la primera televisión portátil (Algol, 1964) y un aparato de radio, también portátil (TS 502, 1965), de formas redondeadas y provistos de baterías.
Otro de los diseños emblemáticos de la pareja Sapper/Zanuso fue la silla de plástico para niños que la firma Kartell empezó a producir a comienzos de la déca-
da de 1960. A su influencia se deben otras igualmente exitosas como el modelo 4875 de Carlo Bartoli (1974) para la firma italiana.
El fino olfato de Sapper lo llevó a trabajar con otros arquitectos reputados como Gae Aulenti. Ambos pusieron en marcha un estudio acerca de nuevos sistemas de transporte que evitaran los atascos en las ciudades. Al mismo tiempo, su experiencia en el diseño de automóviles lo lleva a trabajar para Fiat y Pirelli en sendos proyectos para mejorar la seguridad de sus productos.
En el constante desafío en que vivió por desarrollar diseños bellos y funcionales, Sapper se introdujo, como decíamos, en el na- ciente mundo de la informática de la mano de IBM, marca para la que trabajó durante años y para la que diseñó el primer modelo de ThinkPad (1992).
En una entrevista concedida a la periodista Alyn Griffiths en 2005, declaraba haber recibido una propuesta de Steve Jobs para incorporarse a Apple. Su contrato con IBM y su negativa a dejar Europa por Estados Unidos lo llevaron a desestimarla, algo que con el tiempo lamentó: compartía con Jobs y su segundo, Jonathan Ive, el gusto por el diseño de formas bellas, algo –aseguraba– cada vez menos frecuente.
Su obra está presente en las colecciones de museos como el Centre Pompidou de París, el MoMA neoyorquino, el Victoria & Albert Museum de Londres o el Vitra Design Museum en Weilam-Rhein (Alemania). Recibió un total de diez Compasso d’Oro, el mayor galardón al que un diseñador pueda aspirar.