Renzi tensa la cuerda con la UE por el déficit y la creación de un banco malo
El primer ministro quiere evitar más recortes, pensando también en clave electoral
El estilo impaciente e impetuoso de Matteo Renzi, que tanto le ayudó a conquistar el poder hace dos años en Roma, ha sido aplicado esta vez para tensar la cuerda con Bruselas –aunque el destinatario último era Berlín– en defensa de las posiciones italianas en varias cuestiones todavía no resueltas. Durante varias semanas se ha asistido a un agrio intercambio de declaraciones y de reproches. Si bien la guerra verbal vivió una tregua en los últimos días, persisten discrepancias de fondo y también la sospecha de que Renzi puede seguir explotando el conflicto por simple cálculo electoralista.
Pese al optimismo casi triunfalista que suele proyectar el joven primer ministro italiano, su país va rezagado en crecimiento frente a los principales socios europeos. Uno de los puntos de fricción con Bruselas es la contabilización del déficit público en el presupuesto del 2016. Roma presiona a favor de más flexibilidad para que se acepten excepciones del déficit en diversas partidas. Renzi quiere evitar recurrir a más recortes. La decisión final se espera en mayo, por lo que el duro pulso continuará.
Un contencioso que irrita a Bruselas –y especialmente al Gobierno alemán– es el de la ayuda acordada de 3.000 millones de euros a Turquía para gestionar la crisis por el flujo de refugiados de Siria e Iraq y frenar la llegada de estos a Europa. Roma ha bloqueado hasta ahora este pago a los turcos porque sostiene que el dinero debe salir del presupuesto comunitario y no directamente de los estados miembros. En el terreno migratorio, Roma libra una batalla paralela para que se cumpla el principio de redistribución inmediata de los recién llegados. De ahí que se resista a aplicar en su territorio el sistema de hot spots (centros de registro).
Otro problema de calado que Italia está negociando con la UE es la creación de un banco malo que absorba los activos tóxicos y los créditos de improbable cobro que soporta la banca italiana. Debe de- cidirse qué parte del riesgo puede ser asumida por el Estado. La búsqueda de una solución pactada con Bruselas se ha hecho más urgente después de la tormenta en las bolsas, la pasada semana, durante la cual los bancos italianos, con el histórico Monte dei Paschi di Siena (MPS) a la cabeza, fue protagonista de una volatilidad extrema.
En el marco de las ayudas y garantías públicas, Renzi debe convencer asimismo a Bruselas para que no sancione a Roma por las subvenciones vertidas para salvar el gigantesco complejo siderúrgico Ilva, en Taranto (región sureña de Apulia), afectado por una grave crisis de mala gestión y contaminación medioambiental.
Hay múltiples motivos, por tanto, que pueden explicar la exhibición de músculo de Renzi para colocarse en una posición de fuerza en las negociaciones. Un día importante será este viernes, cuando se entrevistará con la canciller
ITALIA PIDE RESPETO El primer ministro ha sostenido durante semanas una guerra verbal con Bruselas
GARANTÍAS PÚBLICAS La negociación del banco malo gana urgencia tras la gran volatilidad bursátil
Merkel en Berlín. Pero también resulta evidente que el primer ministro se mueve por razones políticas internas. Renzi se encaramó a la jefatura del Gobierno en un golpe interno en su partido, sin pasar por las urnas. De ahí que cada elección sea una reválida. El próximo examen son los comicios municipales de primavera; en octubre, el referéndum de la reforma constitucional. Renzi ya ha dicho que si no gana el sí en esta consulta (que debe quitar poderes al Senado y rediseñar las competencias entre el Estado y las regiones), dimitirá.
El pulso con Europa sirve a Renzi para ganar protagonismo y quitar argumentos a dos fuerzas muy euroescépticas que pueden hacerle daño tanto en las municipales como en el referéndum. Se trata del Movimiento 5 Estrellas (M5E), de Beppe Grillo, y la Liga Norte, que quiere convertirse en un partido de ámbito nacional, inspirado en las posiciones antieuro y xenófobas del Frente Nacional francés.
En una ofensiva mediática, Renzi ha repetido por activa y por pasiva que Italia merece mayor respeto en Europa porque es hoy uno de los países más estables y con un programa de reformas más ambicioso. Ha contrapuesto a Roma, por ejemplo, con la incertidumbre política en Madrid, las dudas sobre la futura pertenencia a la UE del Reino Unido o las políticas radicales de Polonia y otros países del Este. Según Renzi, en este periodo de turbulencias, “Italia es un puerto más tranquilo que otros”.