El altar no es para niños los
El nuevo modelo de crianza pone a los pequeños en el centro de todo
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el cual a los niños no se les hacía demasiado caso. En mi familia, si alguno de los nietos nos poníamos pesaditos (lo que sucedía con frecuencia), mi abuela recomendaba actuar como si fuéramos muebles. Es decir, ignorarnos hasta que dejáramos de dar la lata.
Hoy, si una abuela recomienda que se deje de prestar atención a un nieto durante un rato, corre el peligro de que se la trate a ella como a un mueble. Y es que a los niños, en la actualidad, se les hace muchísimo caso. Demasiado, advierten algunos expertos.
Los modelos de familia han cambiado: los árboles genealógicos se han invertido, pasando de la familia extendida y patriarcal a la nuclear, más reducida (en España, con 1,3 hijos de media). Y en muchas de estas nuevas familias reinan las criaturas, atendidas por los hiperpadres: progenitores cuya misión es estar siempre encima del niño o la niña, atendiendo o anticipando cada uno de sus deseos, estructurándoles sus jornadas y solucionándoles el mínimo problema que les surja.
La hiperpaternidad es un modelo de crianza que se origina en los Estados Unidos y, como el halloween, se ha exportado aquí con éxito; en especial entre familias de clase media y alta. Cuenta con ingredientes como la estimulación precoz, las agendas repletas, la tolerancia cero a la frustración y los enfrentamientos con quien ose cuestionar las maravillas de la prole.
Aunque se ejerce con la mejor intención, se está llevando por delante aspectos tan vitales en el desarrollo infantil como la adquisición de autonomía, la capacidad de esfuerzo y el tiempo para jugar. También provoca familias muy estresadas. Otra de sus características, la sobreprotección, deriva en niños y niñas muy miedosos.
No es cuestión de tratar a los hijos como muebles pero, tampoco, de ponerlos en un altar. Frente a los excesos de la hiperpaternidad hay que reivindicar una crianza más tranquila, autocrítica, que deje a los hijos más a su aire y, especialmente, confíe en ellos.