triste de invierno
Los músculos tiemblan, los dientes castañetean y la piel se pone de gallina. Cuando hace mucho frío el cuerpo humano tiene varios mecanismos de defensa para intentar aumentar la temperatura. El hipotálamo, la glándula en el cerebro que actúa como termostato del cuerpo, estimula estas reacciones para mantener los órganos vitales del cuerpo.
Durante el invierno, el órgano más castigado es la piel, que se expone a condiciones externas adversas relacionadas con la climatología, “como el frío, el viento o la falta de humedad, pero también a variaciones bruscas de temperaturas u otros factores como la contaminación que afectan negativamente a la piel; los niveles de hidratación y nutrición cutáneos son parámetros que se ven afectados inmediatamente”, señala Mercedes Abarquero, responsable científica de Laboratorios Vichy.
En el caso de la sequedad/deshidratación de la piel, la función barrera se altera y la piel no es capaz de protegerse frente a los factores que pueden afectarla, por ello es necesario un cuidado extra en invierno.
Manos, labios y rostro
Las zonas más expuestas son las que requieren mayor atención: manos, rostro y labios –que tienen la piel muy fina– en general. Pero también se debe tener en cuenta que zonas que no estén expuestas van a sufrir alteraciones, “por lo que también es necesario hidratar especialmente brazos y piernas, incidiendo en aquellas zonas que presentan más sequedad de forma natural, como codos o rodillas”, añade Abarquero.
Hidratación intensa
El frío causa vasoconstricción en los capilares de la piel. Esto causa que no lleguen suficiente oxigeno ni nutrientes a las células de la epidermis, dejando la piel con un aspecto apagado. También se retrasa el ciclo de la renovación celular y “se acumulan las células muertas, causando una sensación de tirantez y falta de confort. Aunque la piel tiene enzimas que la ayudan a soportar temperaturas inferiores a los 37ºC, pierde movilidad y elasticidad, se altera su barrera cutánea”, explica Leonor Prieto, directora científica de La Roche-Posay.
Por ello, la experta recomienda utilizar cremas para el rostro con elementos hidratantes y relipidizantes, que protejan del frío y eviten la deshidratación intensa; para los labios, productos reparadores específicos, sin olvidarse de la piel frágil de las manos, y añade que “es muy importante tomar mucha agua y alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes, como las frutas y las verduras”.