Calcinados 40 coches junto al Park Güell
Los Mossos d’Esquadra investigan si el origen del fuego que calcinó los vehículos aparcados fue accidental o provocado
“Esteve, ¿dónde tienes el coche? ¿Lo habías aparcado delante del mío... encima el bordillo? ¿Es un Seat, no? Pues no tienes coche, está quemado”. Así anunció ayer por la mañana Joan Sabés a su hermano Esteve que el vehículo que había dejado aparcado la noche anterior encima de la acera que queda más cercana al Park Güell había quedado completamente calcinado. Joan vive en Tàrrega, pero había ido a casa de su hermano a pasar unos días. Fue su hermano quien le recomendó que dejara su Citroën aparcado en esa zona “porque es muy tranquila y siempre se encuentra sitio para aparcar”.
Las llamas calcinaron el Seat de Esteve y el Citroën de Joan, así como 38 vehículos más. Los bomberos de Barcelona recibieron una llamada a las 2.45 de la madrugada alertando del fuego. Según las primeras hipótesis de los Mossos d’Esquadra, el incendio se originó por causas que se desconocen en una furgoneta aparcada al principio de la calle, justo en el punto en el que la pendiente es más pronunciada. El desnivel facilitó que el combustible que vertió el primer vehículo fuera cayendo calle abajo y pro- pagara las llamas hacia el resto de los coches aparcados.
A causa del fuego, los 17 vehículos que estaban estacionados en la acera colindante con el Park Güell quedaron completamente carbonizados. El resto, aparcados en la acera de enfrente, sufrieron afectaciones de distinta gravedad, la mayoría con el retrovisor deshecho y las protecciones de la puerta deformadas por el efecto de las llamas.
La policía científica tomó muestras para determinar si el origen del incendio fue provocado o accidental. A pesar de tener claro que fue en una furgoneta blanca donde empezó el fuego, fuentes de la investigación explican que “será complicado” poder determinar si la mano del hombre estuvo detrás del incidente.
El muro de la avenida del Coll es un sitio concurrido por jóve-
El desnivel facilitó que el combustible vertido propagara las llamas hacia el resto de los turismos estacionados
nes apasionados por la escalada que aprovechan para practicar enganchándose sin protección a las piedras que sobresalen de la pared y ascender los cinco metros que les separan del suelo. Algunos vecinos explican que los chicos se habían quejado de que se aparcaran los coches en la acera que queda más cerca de la pared, justo la que se quemó ayer, porque no tenían suficiente espacio para hacer escalada.