Jordi Amat
El autor detalla cómo se fraguó la primera hoja de ruta hacia la España democrática
PREMIO COMILLAS
El filólogo Jordi Amat ha ganado el premio Comillas con un estudio sobre el llamado contubernio de Munich, La primavera de Munich. Esperanza y fracaso de una transición democrática, un episodio clave en la historia española.
El filólogo y escritor Jordi Amat ha ganado el premio Comillas con La primavera de Munich. Esperanza y fracaso de una transición democrática, un estudio sobre el primer intento de unir a las fuerzas antifranquistas del interior y del exilio para trazar una hoja de ruta que, en el marco de la guerra fría, llevara la democracia a España. Entre el 5 y 8 de junio de 1962 se reunieron en el hotel Regina de Munich 112 políticos –liberales, democristianos, socialdemócratas, nacionalistas vascos y catalanes– convocados por el Movimiento Europeo, la organización presidida por Salvador de Madariaga. La prensa falangista arremetió contra ellos de forma inmisericorde y bautizó la reunión como el contubernio de Munich, una palabra que se hizo célebre durante el franquismo (contubernio: “alianza vituperable”), y muchos de los participantes fueron represaliados o alejados a Canaria.
Por primera vez desde 1939 se reunían vencedores y vencidos para pactar un acuerdo de mínimos y construir una España democrática. Según Amat, el objetivo era comprometer las asociaciones europeístas del interior, creadas con el consentimiento de la dictadura, con la nueva estrategia de exilio: vincular la lucha por la Europa unida con la lucha por la democracia en España. La iniciativa empezó a fraguarse tras las huelgas de 1957 y entre los principales impulsores figuraban el antiguo líder de la derecha de matriz católica Gil Robles, el liberal Madariaga, el nacionalista vasco Manuel de Irujo, el socialista Rodolfo Llopis, el ex falangista Dionisio Ridruejo, el monárquico liberal Joaquín Satrústegui y Rafael Tasis (Acció Republicana Catalana). Los comunistas permanecieron al margen como observadores.
“Eso muestra –dice el autor, colaborador de este diario– lo distinta que es la política catalana y la castellana, en Catalunya los comunistas estaban integrados en la oposición, mientras fuera de Catalunya sólo se integraron en la Platajunta”, en 1976. Amat da cuenta de cómo pudieron confluir en la iniciativa un perdedor de la guerra, un ex trotskista como Julián Gorkin (ex POUM) y un vencedor de la con- tienda, un ex falangista como Dionisio Ridruejo. El autor llega a una primera lección para el presente. “Aquella primera hoja de ruta tenía más calidad democrática que la que se hizo. Era una alianza para democratizar España, mientras que la transición real, la que se hizo después de la muerte de Franco, fue hecha por reformistas del régimen para seguir en el poder”. La propuesta contemplaba una España federal y el reconocimiento de las nacionalidades históricas o, como se dijo en el documento final, las “comunidades naturales” (Galicia, País Vasco, Catalunya) .
La famosa frase de Madariaga: “Hoy ha acabado la Guerra Civil” la enmarca Amat en el hecho de que los participantes en al reunió de Munich se dan cuenta de que se no
FUERZA MORAL “Los acuerdos de Munich tienen más calidad democrática que la transición real”
CITA HISTÓRICA En 1962 se reunieron por primera vez desde 1939 vencedores y vencidos
se avanzará si no se superan las disputas de la guerra, como sucedió con la controversia entre Gorkin y el comunista cristiano José Bergamín que aún se echaban en cara Els Fets de Maig. “Todos los antifranquistas demócratas asumieron que la única salida era superar las heridas de la guerra”, dice Amat.
La iniciativa fracasó porque no fueron capaces de crear una plataforma democrática reconocida por los países occidentales como alternativa al franquismo, por culpa, ente otras cosas, de las discrepancias entre socialdemócratas y democristianos, y sobre todo por el impacto que tuvo en ellos el descubrimiento de que la CIA financiaba el Congreso por la Libertad de la Cultura, la entidad de Gorkin que apoyaba el IV Congreso del Movimiento Europeo, y en la que participaban Ferrater Mora, Lorenzo Gomis, Castellet, Marià Manent y Pau Casal, entre otros. Se cerró la revista Mañana y la conjura quedó enterrada.
La España de Franco, en el marco de la guerra fría contra la URSS, había salido del aislacionismo y había pedido el ingreso en el Mercado Común, petición que fue desestimada. Una de las consecuencias del contubernio fue la llegada al Gobierno español de Manuel Fraga.