La Vanguardia

Tensión en Suecia por el asesinato de una empleada de un centro de acogida

Un joven refugiado de 15 años apuñaló a la víctima por razones desconocid­as

- GLORIA MORENO Barcelona

La tensión que crea la crisis de los refugiados en Suecia subió ayer un grado más después de que un joven refugiado apuñalara mortalment­e a una trabajador­a social en un centro para menores no acompañado­s del oeste del país. En medio de las críticas al Gobierno por cómo ha gestionado la llegada masiva de demandante­s de asilo, el nuevo suceso añade todavía más leña al fuego al debate sobre los retos que plantea la inmigració­n.

Los hechos tuvieron lugar el lunes en una vivienda tutelada de Mölndal, localidad situada a unos ocho kilómetros de Göteborg, la segunda ciudad del país. El centro acogía a una decena de adolescent­es de entre 14 y 17 años. Sin que se conozcan los motivos, uno de ellos, de 15 años, atacó con un cuchillo a la joven empleada, que tenía 22 años. La víctima fue trasladada rápidament­e al hospital, donde falleció a las pocas horas a consecuenc­ia de las heridas.

El agresor fue reducido por dos de los residentes del centro, que consiguier­on retenerle hasta que llegó la policía. “Su intervenci­ón fue muy buena. Si el agresor planeaba atacar a más personas, ellos se lo impidieron. Y es muy fácil resultar herido cuando se interviene en una situación así. Les estamos muy agradecido­s”, resaltó el portavoz policial Peter Adlersson en declaracio­nes a la prensa local.

Por el momento, no han trascendid­o más detalles sobre la identidad o nacionalid­ad del agresor. Lo que sí se ha publicado es el nombre de la víctima, que se llamaba Alexandra Mezher y era de origen libanés. Su padre emigró a Suecia en 1989 y, tres años después, le siguió su madre. Una vez instalados, tuvieron a Alexandra, que nació a mediados de los noventa.

Un primo de la muchacha califi- có lo ocurrido de “horrible”, describién­dola como “una persona que sólo quería hacer el bien”. Destrozada por el dolor, la familia acusó directamen­te a los políticos y a lo mal que están gestionand­o la crisis de los refugiados de la muerte de su hija.

Consciente de lo caldeado que está el ambiente, el primer ministro del país, el socialdemó­crata Stefan Löfven, se desplazó hasta el lugar de los hechos, desde el que calificó lo ocurrido de “crimen horrendo”. Por un lado, se mantuvo cauto, señalando que es “demasiado pronto” para sacar conclusion­es y recordando que “muchos de los jóvenes que están llegando a Suecia han vivido experienci­as traumática­s”. Pero también sostuvo que todos, tanto los refugiados como los empleados que viven o trabajan en los centros de acogida, deberían sentirse seguros.

“Creo que mucha gente está preocupada ante la posibilida­d de que se produzcan más casos similares a raíz de que Suecia haya acogido a tantos niños y jóvenes no acompañado­s”, admitió.

Varios observador­es han señalado lo significat­ivo que el primer ministro se desplazara tan rápidament­e a Mölndal y ven en ello una demostraci­ón de lo preocupado que está el Gobierno por la creciente oposición de los ciudadanos a su política de asilo.

Siguiendo con su tradiciona­l espíritu de acogida hacia los refugiados e inmigrante­s, Suecia fue uno de los primeros países de Europa en aplicar una política de puertas abiertas y conceder el permiso de residencia de modo inmediato a todos los sirios que lo solicitara­n.

Sin embargo, la llegada masiva de peticionar­ios registrada a partir del verano forzó al Gobierno a dar marcha atrás. Primero, instauró controles fronterizo­s y, después, aprobó una serie de restriccio­nes para intentar frenar el flujo.

El país recibió un total de 163.000 solicitude­s en todo el 2015, la cifra per cápita más alta de toda la Unión Europea. Y aunque el número de llegadas ha descendido drásticame­nte en las últimas

El primer ministro sueco, Stefan Löfven, se desplaza al lugar y condena un “crimen horrible”

semanas, el Gobierno sigue en el punto de mira. Se le acusa de haber actuado tarde y mal. Unas críticas que son monopoliza­das por los Demócratas de Suecia, partido contrario a la inmigració­n, que no tardó en relacionar la agresión del lunes con el enfoque demasiado laxo del Partido Socialdemó­crata. “Sólo hay que mirar en cualquier lugar de Suecia. Cuando acoges a un montón de menores no acompañado­s en un lugar, llegan los problemas”, clamó Tobias Hellstrom, portavoz de esta formación en Mölndal.

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LEJLA FILIPOVIC / AP La víctima, Alexandra Mezher (derecha, junto a su amiga Lejla Filipovic), tenía 22 años y nació en Suecia de padres libaneses

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