La Vanguardia

El Parlamento de Tobruq rechaza el Gobierno de unidad nacional libio

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Las diferentes facciones enfrentada­s en Libia siguen sin ponerse de acuerdo. El Parlamento con sede en Tobruq (este del país) y reconocido internacio­nalmente votó ayer en contra del nuevo Gobierno de unidad nacional propuesto el martes de la semana pasada por el presidente del Consejo Presidenci­al designado por la ONU, Mohamed Fayaz al Sarraj.

El diputado Isa al Aribi informó de que 89 de los 104 diputados presentes se negaron a reconocer el citado Ejecutivo, condición necesaria para que pudiera comenzar a funcionar y recibir la ayuda prometida por la comunidad internacio­nal.

“Los miembros del Consejo de Diputados mostraron su rechazo a la formación del Gobierno de Al Sarraj y pidieron recurrir al cuarto proyecto”, dijo Al Aribi.

Los diputados justificar­on su negativa en el hecho de que 32 ministros es un número “alto e innecesari­o” y concediero­n al Consejo presidenci­al diez días para presentar una lista más corta. El reparto de carteras se había realizado teniendo en cuenta las tres regiones fundamenta­les que componen el país.

Además, insistiero­n en que el Consejo Presidenci­al debe estar integrado por un presidente y dos vicepresid­entes, conforme al cuarto borrador firmado en la ciudad marroquí de Sjirat el pasado 17 de di- ciembre y rechazado por el Congreso Nacional General, con sede en Trípoli y de tendencia islamista.

El Gobierno fue nombrado hace una semana por Al Sarraj, el hombre al que la ONU eligió para dirigir el Consejo Presidenci­al, que tampoco ha sido respaldado por ninguno de los gobiernos rivales en Libia.

Nada más conocerse su composi- ción, representa­ntes del Ejecutivo con sede en Trípoli ya advirtiero­n de que no estaban dispuestos a reconocer su autoridad.

Los diputados volvieron a dejar en suspenso, además, el acuerdo de paz de Sjirat y que permitió la formación del citado Consejo al rechazar también la cláusula que insta a ceder el poder militar al primer ministro.

El principal escollo es Jalifa Hafter. El septuagena­rio general, compañero golpista de Gadafi que luego pasó a la oposición, cuenta con el respaldo militar y financiero de Egipto y Arabia Saudí. Hafter mantiene asediada la segunda ciudad del país, Bengasi, bajo control de Trípoli desde el 2014. Él se presenta como pieza clave para expulsar a los grupos armados, incluido el autodenomi­nado Estado Islámico. El Parlamento de Tobruq insiste en que Hafter asuma el mando de la fuerza militar conjunta, algo que rechazan las autoridade­s de Trípoli.

El general Jalifa Hafter, hombre del legislativ­o reconocido internacio­nalmente, es rechazado por Trípoli

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