Los funcionarios franceses paran contra los recortes
Huelgas simultáneas de profesores, taxistas y controladores
Decenas de miles de funcionarios salieron ayer a la calle en toda Francia, en una jornada de huelga en protesta por congelaciones salariales y los retrocesos de la función pública que se viven en el país desde hace años. En París 1.200 taxistas secundaron también una jornada de protesta contra la competencia de los servicios de coches de alquiles con chófer, con bloqueo del aeropuerto de Orly y corte de la circulación con quema de neumáticos en el cinturón de ronda de la ciudad. Y los paros de los controladores aéreos obligaron a anular el 20% de los vuelos.
Una veintena de taxistas detenidos entre carreras con la policía no impidió que el primer ministro, Manuel Valls, que denunció las violencias como “inadmisibles”, se reuniera en la sede del Gobierno, flanqueado por varios ministros, con los representantes del taxi. Valls anunció el nombramiento de un mediador indepen- diente con miras a alcanzar una solución al largo conflicto que enfrenta a los taxistas con servicios de coche con chófer como Uber. El movimiento fue seguido en otras ciudades del país, como Marsella, Toulouse y Lille, con desórdenes alrededor de aeropuertos y estaciones ferroviarias.
Pero, pasando por encima de la asfixia denunciada por agricultores y ganaderos, es en la función pública donde la situación se calienta desde hace años, fundamentalmente a causa de la política de austeridad y el esfuerzo por cumplir los parámetros de rigor presupuestario impuestos desde Berlín y Bruselas.
Los funcionarios asisten desde hace años a la degradación de su entorno, con cierre y reducción de servicios e instalaciones. Muchos servicios que son responsabilidad de los departamentos atraviesan serias crisis por falta de medios a causa de la subfinanciación de los departamentos. Al mismo tiempo a ese malestar se suma el de los salarios. En la categoría salarial más baja los funcionarios han perdido hasta 1.300 euros anuales en capacidad adquisitiva desde el año 2010 y los sindicatos denuncian una pérdida media del 9% en los últimos cinco años, sin que los presupuestos del 2016 contemplen incremento alguno.
En la enseñanza, donde la huelga tuvo mayor seguimiento en escuelas que en liceos, al tema salarial se suma el rechazo a la reforma escolar por cuarta vez con este Gobierno.
A medio plazo es la gran reforma del Código del Trabajo que se
Valls denuncia la violencia “inadmisible” de los taxistas y nombra un mediador
prepara para los próximos meses, lo que está llamado a provocar las mayores tensiones. Pese a la ambigüedad declarativa del Gobierno, que es consciente de la imposibilidad de un recorte regresivo general y frontal del derecho laboral, lo que parece estar en marcha es una ofensiva contra los sindicatos, a base de potenciar los acuerdos de empresa, un marco particular en el que la debilidad de los empleados es mucho mayor. Al mismo tiempo, mediante acuerdos de empresa se quiere acabar con la jornada semanal de 35 horas que en su día fue banderín del Gobierno socialista, ferozmente criticada por la organización del gran empresariado (Medef) y por casi todos los medios de comunicación. El mensaje de estos de que la “rigidez” del derecho laboral francés y los “excesos de normas” (de protección social) son responsables de la tasa del 10% de paro, es prácticamente unánime.