Australia celebra su día nacional en un clima de creciente republicanismo
Los líderes regionales y la oposición piden cortar con la monarquía británica
La celebración del día nacional de Australia se convirtió ayer en una jornada de reivindicación republicana. El exjefe del Ejército, nombrado australiano del año, aprovechó su discurso para reclamar la ruptura de los lazos constitucionales con el Reino Unido. Una proclama que se suma a la carta firmada la víspera por los líderes regionales, que reivindican que el país se convierta en una república con un jefe de Estado australiano.
El que fue teniente general y máximo responsable de las fuerzas armadas australianas, David Morrison, le amargó ayer la fiesta al primer ministro, Malcolm Turnbull. El exmilitar aprovechó la tribuna que le ofrecía la nominación de australiano del año para instar al Gobierno a cortar los lazos con la monarquía británica.
El tema es recurrente cuando se acerca la festividad nacional. Una jornada en la que los australianos conmemoran el desembarco de la flota inglesa en Sydney en 1788 y la proclamación de la soberanía británica. El debate, sin embargo, ha resurgido con inusitada fuerza este año.
En su discurso de aceptación de la nominación de australiano del año, Morrison avanzó que iba a aprovechar su nuevo perfil público para hacer campaña por una Australia republicana. “Soy miembro del movimiento republicano y he sido republicano toda mi vida. Ahora, sin darle excesiva resonancia, tengo intención de contribuir a un debate nacional acerca de adónde podríamos ir en el futuro”, dijo el exmilitar, según la cadena ABC.
Con sus declaraciones, David Morrison no hizo más que agitar unas aguas ya de por sí turbulentas. La víspera, siete de los ocho líderes regionales del país publicaron una carta abierta en la que piden un referéndum en el 2020 para decidir la sustitución de Isabel II por un jefe de Estado australiano. El único que no firmó fue el responsable de Australia Occidental, Colin Barnett, que precisó que estaba a favor de la república pero no consideraba oportuno el momento.
Argumento parecido es el que ha esgrimido el primer ministro, Malcolm Turnbull, conocido por su fervor republicano. Impulsor del referéndum celebrado en 1999, que se saldó con un voto en contra del 55%, reiteró el lunes que su compromiso para que “un australiano sea el jefe del Estado no se ha apagado”. Pero evitó sugerir fecha y procedimiento.
Turnbull, que poco después de asumir su cargo, en septiembre del 2015, había descartado celebrar una consulta sobre la monarquía antes de que termine el reinado de Isabel II, reiteró ayer: “He liderado una propuesta del sí a una república en una derrota heroica una vez, no tengo ganas de volver a hacerlo”.
La realidad, sin embargo, es que el premier australiano está cada vez más presionado. Todos los barones regionales, el movimiento republicano y la oposición laborista le exigen un referéndum. “Ya es hora de que Australia sea una nación soberana”,
Los republicanos proponen celebrar un nuevo referéndum en el 2020 para decidir el futuro del país
declaró a los medios locales el responsable de Australia Meridional, Jay Weatherill, quien añadió que “cualquier país independiente que se respete a sí mismo aspiraría a elegir a uno de sus ciudadanos como jefe de Estado”.
Turnbull se escuda en que no es el mejor momento para plantear el tema y en los sondeos de opinión, que según una encuesta del 2014 señalan que el 42% de la población está a favor de la república y un 51% se decantan por el actual statu quo. Un sistema institucional en el que la jefa del Estado está representada por un gobernador general.
Para el presidente del Movimiento Republicano Australiano, Peter FitzSimons, el deseo de independencia de los australianos no ofrece dudas. “Nunca antes las estrellas de la Cruz del Sur han estado alineadas para apuntar hacia el amanecer de una nueva era republicana para Australia”, dijo FitzSimons, en alusión a la constelación del hemisferio sur representada en la bandera del país.
Una reivindicación que es contestada por los unionistas. Para el presidente de la Liga Monárquica Australiana, Philip Benwell, la Constitución del país oceánico indica que “la Corona siempre representará al pueblo”, según la cadena australiana ABC.