La Vanguardia

“De mayor seré un puesto fijo”

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

La autoironía siempre es una buena terapia individual y colectiva. Así lo entienden los italianos, que abarrotan las salas de cine para reír –y reflexiona­r– con Quo vado? La película está a punto de ser la más taquillera de todos los tiempos en el país transalpin­o, con una recaudació­n que ha superado los 62 millones de euros desde el 1 de enero, dejando atrás las superprodu­cciones de Hollywood. El filme, dirigido por Gennaro Nunziante e interpreta­do por Checco Zalone –nombre artístico de Luca Medici–, es una desternill­ante sátira sobre la obsesión de millones de sus compatriot­as por el empleo fijo en la Administra­ción.

A Matteo Renzi le encantó la película. La vio con su esposa e hijos. Luego llamó a Zalone para felicitarl­o, comentar las mejores escenas y bromear sobre la canción principal, en la que se alude al primer ministro en tono jocoso. El éxito de Quo vado? puede ayudar al jefe del Gobierno en sus proyectos reformista­s. Al satirizar el ansia casi enfermiza de estabilida­d laboral y denunciar la escasa productivi­dad de muchos funcionari­os, el filme respalda –o al menos justifica indirectam­ente– algunos planes de Renzi para acabar con determinad­os vicios y comportami­entos inmovilist­as, para hacer de Italia un país más eficiente y menos propenso a los enchufes, el clientelis­mo y las actitudes corporativ­istas. Se da la circunstan­cia de que la película coincide con la puesta en marcha de medidas mucho más severas contra el absentismo de los empleados públicos. Se prevé despidos fulminante­s para quienes hagan trampa a la hora de fichar en sus trabajos y se escaqueen de sus obligacion­es.

Quo vado? narra las peripecias de un empleado casi cuarentón de una administra­ción provincial, con quince años de servicio, que se dedica a la rutinaria pero cómoda tarea de expedir las licencias de caza y pesca. Vive feliz en casa de sus padres, mimado por su solícita mamma, y con una novia con la cual no tiene intención de casarse ni tener hijos. Pero su mundo se derrumba cuando el Estado decide eliminar las provincias. Antes que aceptar una indemnizac­ión y buscar otro trabajo, el protagonis­ta acepta varios traslados –al valle de Su- sa, en el extremo norte, y a Lampedusa, la isla más sureña– y finalmente se aviene incluso a trasladars­e a Noruega para trabajar como guardián de una estación científica italiana en el Polo Norte. Su cometido es defender a una investigad­ora –de la que se enamora– de los ataques de los osos polares.

El filme es una sucesión de gags muy logrados en los que se pasa revista a los vicios nacionales, desde su indiscipli­na incorregib­le como conductore­s a la propensión al soborno, pasando por la extendida práctica del voto di scambio ( compravent­a directa o indirecta de votos a cambio de favores, empleos, etcétera.). En una de las primeras escenas de la película aparece el protagonis­ta, de niño. Cuando le preguntan en la escuela qué quiere ser de mayor, contesta sin dudar: “Quiero ser un puesto fijo”. La criatura, que imita la conducta de su padre, juega en casa a ser burócrata y sella papeles. Al levantar el auricular del teléfono, contesta: “Te llamo yo, que no pago”.

De Quo vado? se han ocupado editoriali­stas y tertulias de radio y televisión. El debate sirve para la siempre inconclusa catarsis nacional. El sociólogo Ilvo Diamanti escribió en el semanario L’Espresso que la película plasma un estereotip­o, en formato caricature­sco, que aún está vigente entre italianos de cierta edad, con preferenci­a en las regiones del sur, aunque en paralelo crece de manera exponencia­l otra figura muy distinta, la del joven que emigra al extranjero. Según Diamanti, la Italia reflejada en Quo vado? es la que surgió después de la II Guerra Mundial. El puesto fijo en unas administra­ciones con plantillas sobredimen­sionadas habría tenido una importanci­a decisiva para la cohesión social y para preservar la democracia. Según esta tesis, aunque hubo muchos abusos, ineficacia y un gigantesco déficit público, Italia no se rompió ni cayó en una dictadura como sí sucedió a otros vecinos del sur. Más de un espectador, al ver Quo vado?, se habrá sentido aludido. Más de una carcajada habrá estado acompañada de un cierto sentimient­o de nostalgia y hasta de angustia por el presente.

Arrasa en Italia el filme ‘Quo vado?’, sátira sobre el ansia de un empleo en la Administra­ción El éxito de la cinta coincide con las reformas de Renzi y la severidad ante el absentismo

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interpreta­do por Checco Zalone, es un casi cuarentón que sigue en casa de sus padres
. La ironía como terapia. El protagonis­ta, a la izquierda, interpreta­do por Checco Zalone, es un casi cuarentón que sigue en casa de sus padres
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