La Vanguardia

Hurgar en las heridas

- Daniel Arasa

El día 4 de enero sucedió en Madrid, el 13 en Vila-seca. Fueron el primer caso de 2016 de violencia machista en España y en Catalunya, respectiva­mente. Acaba de empezar el año y ya se han contabiliz­ado unos cuantos. Dar un vuelco a esta lacra es un reto importante ante el que cualquier ciudadano debe sentirse concernido. Robert De Niro en la película Ronin, de John Frankenhei­mer, recordó lo que ya decía un proverbio chino: “O eres parte del problema o eres parte de la solución. Si no, formas parte del paisaje”. Puede aplicarse a muchos asuntos, también a este.

Hay una evidencia. Pasan los años y no se avanza en la lucha por evitar o reducir los asesinatos machistas a pesar de las leyes aprobadas y aplicadas, ni con las pulseras en muñecas de posibles agresores y órdenes de alejamient­o, ni destinando más dinero público, ni por el incremento de las denuncias y la reiteració­n publicitad­a hasta el infinito de que cualquier mujer que se sienta amenazada denuncie. Quizás lo saben pocos ciudadanos, pero la ley española al respecto es la más dura de Europa… que quiere decir del mundo. Es dramático lo que aquí ocurre, y es aún peor en otros países. Dejando de lado casos de violencia extrema institucio­nalizada como México, los países con más violencia de género en Europa son Suiza, Finlandia,

La acción pública no resuelve los dramas personales que llevan a tales crímenes

Noruega, Bélgica o Austria, mientras entre los de menor violencia de este tipo están Grecia, Irlanda, Polonia, España e Italia, según Macrodatos europeos. Parece increíble, pero tal tipo de violencia es más alto en países donde hay más paridad de género y menos estructura­s presuntame­nte patriarcal­es. No desaparece entre las generacion­es jóvenes, cuando las pautas de formación en este campo son diferentes a las de sus padres y mucho más a las de sus abuelos. Se da, además, en clases altas, medias y bajas.

Una primera conclusión es que el enfoque aplicado para resolverlo es erróneo. La acción pública no resuelve los dramas personales que llevan a tales crímenes y se demuestra que la ideología de género aboca a resultados inversos de los que teóricamen­te se propone. Hay que actuar sobre la persona para que en las relaciones de pareja se insista más en la entrega al otro que en las exigencias de derechos de cada uno. Preparar para el verdadero amor. Faltan muchos cursos de orientació­n familiar.

No es pequeño el papel de los medios de comunicaci­ón. Una abuela angustiada me decía hace unos días que había que alertar a la prensa del daño que causa la forma de dar estas informacio­nes. Sus hijos están separados y ha sido testigo del sufrimient­o, tensión y angustia de sus nietos cuando ven por televisión los detalles sobre violencia en la familia, sea contra mujeres, niños o ancianos. En este hurgar en las heridas pocas veces se tiene en cuenta a los menores.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain