Animalicos
Ya pueden ir olvidándose de todo lo que creían haber aprendido sobre la fauna salvaje viendo El hombre y la tierra, los documentales de La 2 o las películas de la factoría Disney (sección Bambi, El Rey León y similares). Aunque resulte difícil de aceptar, la sexualidad animal es bastante más compleja, bizarra y variada de lo que hasta ahora nos habían querido hacer pensar. De hecho, pocas son las especies que viven eso del sexo de una manera digamos que convencional (monógama, heterosexual y orientada exclusivamente a la procreación).
Los bonobos, por ejemplo, se llevan la palma en lo que a pretendidas perversiones sexuales, promiscuidades de todo tipo y prácticas tirando a aberrantes se refiere, siendo famosos entre todos los primates, además de por copular “cara a cara”, por su más que desinhibida bisexualidad, lúbrica tendencia que afecta por igual a machos y hembras. La penetración anal, consentida o no, está a la orden del día entre bisontes americanos, borregos cimarrones canadienses, leones, jirafas, koalas y gansos. Masturbadores crónicos suelen serlo los perros, los gatos, los cobayas, los elefantes, los ciervos, las ballenas y casi todos los monos sin excepción. Los delfines, tan cuquis ellos, se entregan a la zoofilia en cuanto se cruzan con una tortuga o una anguila despistada. Las hembras de puercoespín suelen utilizar como improvisado consolador cualquier tipo de ramita que se les ponga a tiro (solitaria práctica que tampoco está tan mal, sobre todo teniendo en cuenta que los machos acostumbran a orinárseles encima antes de ponerlas mirando a Cuenca). Las de pingüino, llegan a prostituirse por un puñado piedras que llevarse al nido. Las de chimpancé, cuando entran en celo, se dejan montar en cadena por toda una larga fila de pacientes machos dispuestos al sacrificio. Y los jabalíes, por si no lo sabían, se besan en la boca.
Orgasmos tienen desde los caracoles hasta las vacas. Del mismo modo, el incesto es algo de los más común entre ratas, conejos, guepardos y tigres de Sumatra. Y las relaciones extramatrimoniales son bastante fre- cuentes incluso ente los presumiblemente monógamos cisnes, gibones, castores y cigüeñas. Por su parte, las hienas no se toman precisamente a risa eso del sexo oral. Como tampoco lo hacen las mantis, algunas arañas y determinadas especies de patos cuando toca hablar de necrofilia. Por haber hay hasta moscas macho que ahogan directamente sus penas en alcohol (o que se suicidan) cuando son rechazadas sin más por una hembra con posibles. E insectos, como los saltamontes, que fabrican sus propios cinturones de castidad para tener controlada a la parienta.
¿Que por qué les cuento todo esto? Sencillamente, porque de todo esto se habló en
Todo sobre el amor, el programa supuestamente divulgativo que Antena 3 nos ofrece todos los lunes a las tantas para rematar, al más puro estilo “noche temática”, la emisión de ese horror erótico-festivo que es el más que grotesco y surreal Casados a primera
vista. Si les digo la verdad, no se me ocurría una manera más apropiada de comentar tan celestinesca animalada.
La sexualidad animal es bastante más compleja, bizarra y variada de lo que hasta ahora nos habían querido hacer pensar