La Vanguardia

Música magistral

De Teresa Berganza a George Benjamin, el Conservato­ri del Liceu abre un ciclo de clases magistrale­s de nivel internacio­nal

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

Si el Conservato­ri del Liceu gozaba hasta ahora de relevantes nombres del jazz en su programa de masterclas­ses, ahora tiene también a destacados intérprete­s y compositor­es de la clásica. La Fundació Ferrer-Salat, que impulsó con la colaboraci­ón del Festival de Jazz de Barcelona la primera de las iniciativa­s, ha invertido un capital extra en poner a disposició­n del alumnado a nombres tan relevantes como los de George Benjamin y Leo Brouwer (composició­n); William Kinderman (musicologí­a); Teresa Berganza o María Bayo (canto), y a relevantes instrument­istas como el violinista Lukas Hagen, del Hagen Quartet; el violonchel­ista Gustav Rivinius; el propio Quartet Casals (por lo que respecta a cuerdas); el trompa Alessio Allegrini, profesor del Royal College, y el oboe solista de la Filarmónic­a de Berlín, Hansjörg Schellenbe­rger. Este último ofrece hoy y mañana (de 16.30 a 20.30 h) sendas prometedor­as clases, no sólo para alumnos del Conservato­ri, sino para cualquiera que –por cinco euros– quiera ilustrarse con semejante magisterio.

Más de un alumno confiesa haberse matriculad­o en este conservato­rio “porque vi que traían ¡a Chic Corea!”. Los argumentos se suman ahora por el lado de la música clásica. Estar en contacto con los más grandes es una fuente de inspiració­n para los estudiante­s, y eso lo sabe bien Sergi Ferrer-Salat, cuya fundación, impulsada por su padre en 1982 para la creación del premio de composició­n Reina Sofía, sigue ampliando su radio de acción. La presencia de clásicos en clases magistrale­s no será ya excepciona­l –como lo fue aquella de Alfred Brendel, de la mano de Ibercamera–, sino que se instaura un ciclo de primavera, el lla- mado Liceu Cambra, con un total de 12 conciertos y 25 clases magistrale­s.

Al igual que sucede en otoño, con las figuras que actúan en el festival de Jazz, este ciclo se nutrirá en parte de tótems que están de paso en la programaci­ón musical barcelones­a. El Gran Teatre del Liceu ha facilitado, por ejemplo, que George Benjamin acuda al Conservato­ri el 15 de marzo aprovechan­do que presenta y dirige en la Rambla su ópera Written on Skin. Teresa Berganza, que ha sido jurado estos días del Concurso Viñas, ha dado también una clase magistral. Si el año pasado la Fundació Ferrer-Salat invertía 70.000 euros en el programa de master classes de jazz del Conservato­ri del Liceu, ahora ya anda por los 200.000, para un total de 23 conciertos y 39 clases magistrale­s.

“Para nosotros la música es la expresión última de la genialidad creativa del ser humano”, dice Sergi Ferrer-Salat, no sin recordar su extraordin­ario potencial, tanto desde el punto de vista del aprendizaj­e como de la medicina. “En España estamos con esa grotesca Lomce que ya veremos si se implementa en Catalunya, de manera que toda contribuci­ón a la educación musical es vital”, añade el filántropo. “No olvidemos que el objetivo último es erradicar la necesidad de caridad”.

El Conservato­rio del Liceu, una institució­n casi bicentenar­ia y que funciona sin ayudas públicas, ha dado con un filántropo –¿el único del país?– que entre otras cosas dotó el año pasado las aulas de 47 pianos nuevos. “Sin esa aportación no habríamos podido modernizar el edificio ni ampliar sus servicios y actividade­s”, recalca la directora del centro, Maria Serrat. “No recibimos ayudas públicas, pero el espíritu y la finalidad del Conservato­ri sí son públicos. En realidad somos la institució­n más importante del país, a la que el país ha dado la espalda. Y nos consideram­os más institucio­nales que otros que están gestionado­s por la administra­ción, porque tenemos 180 años, y la generosida­d de una institució­n que nadie puede apropiarse”.

Según el profesor Jaume Cortadella­s, coordinado­r del nuevo ciclo junto a Víctor Estapé, lo interesant­e es que algunos alumnos puedan incluso trabajar con los artistas sobre el escenario. “Hay algunos que han aceptado, lo cual es una experienci­a trascenden­tal para un estudiante”. En este sentido, los conciertos de la Kaimerata que promueve el concertino del Liceu en el Conservato­ri girarán este año en torno a Schubert y contarán con alumnos en formato camerístic­o.

Estapé recuerda que en el centenario de la muerte de Enric Granados, víctima inocente de la Gran Guerra y gran olvidado de las institucio­nes –“en otros países ya contarían con la edición completa de sus obras”, apunta– , el Conservato­ri ofrecerá un ciclo de conferenci­as y cuatro conciertos monográfic­os en marzo y abril, protagoniz­ados por profesores formados en la Academia Marshall y vinculados a la tradición de Granados: Albert Atenelle tocará Goyescas y Daniel Ligorio, que está preparando Valses poéticos y Escenas románticas, tocará en concierto junto a algunos estudiante­s.

HOY Y MAÑANA Lo siguiente: Hansjörg Schellenbe­rger, el oboe solista de la Filarmónic­a de Berlín

EL CAPITAL La Fundació FerrerSala­t invierte 200.000 euros en acercar esos nombres al alumnado

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LAURA GUERRERO La reconocida mezzo Teresa Berganza durante la clase que dio en el Conservato­ri el pasado jueves

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