Portabella se indigna
El veterano cineasta Pere Portabella afronta en ‘Informe general II’ la crisis social y política que arranca en la calle con el 15-M del 2011
Con el documental Informe general (1976), Pere Portabella levantó acta de la descomposición del entramado social y político que dejaba tras de sí el régimen de Franco. Con su cámara móvil, en la calle y en los despachos, hablando con los protagonistas –adelantándose a lo que con el tiempo se denominaría documental de creación– el productor y director, y, poco después, político próximo al PSUC, dejaba constancia de una sociedad convulsa, en transformación.
Aquel Informe general premonitorio ha quedado como uno de los mejores documentos sobre la sociedad española de los setenta. Ahora Pere Portabella (Figueres, 1929) vuelve a enfrentarse con su cámara a un momento de cambio. Su nuevo filme –que se estrena el viernes, 5 de febrero– se llama Informe general II y no lleva ese nombre por casualidad. En este flamante Informe general – que subtitula El nuevo rapto de Europa– Portabella aborda, de nuevo, como hace cuarenta años, un momento de gran agitación política y social. “Tan significativo o más como lo fueron los años de la transición”, subraya Portabella.
Unos tiempos que arrancan, para el cineasta, con las manifestacio- nes del 15 de marzo del 2011 –el famoso 11-Mde los indignados– y que se detiene, porque nada finaliza en términos políticos, en los momentos previos a las elecciones al Parlament de Catalunya del 2015 y las posteriores elecciones al Parlamento español. “Estoy convencido que Obama y Angela Merkel duermen peor que nosotros, porque ellos saben lo que pasa”, bromeó el veterano cineasta y agitador social que es Portabella. Pero bajo la sonrisa se esconde un serio temor: “El mundo, el planeta entero, se enfrenta a uno de los momentos más dramáticos de su historia”, tal como alertan un grupo de científicos del CSIC convocados por el cineasta en el filme.
Informe general II retrata la insatisfacción de la gente con la vieja política. Aunque el punto de partida se encuentra en una petición de Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofia de Madrid, y su deseo de hablar en un filme del papel de los museos y el arte en la sociedad. Una petición que Portabella siguió a su manera: “Como un diálogo entre el edificio nuevo del Reina Sofía y el viejo edificio del XVIII que cobija también el museo”, señala. Diálogo que se visualiza en el camino que lleva de un edificio a otro, y en la conversación de Borja-Villel con el controvertido fi- losofo italiano Toni Negri, líder de los movimientos italianos radicales de los setenta.
Tras el museo, las calles tomadas por los indignados (2011) , así como sus interlocutores en la crisis económica y social. El protagonismo pasa de Ada Colau a Simona Levi, pasando por otros líderes ciudadanos del momento, incluido Iñigo Errejón, de Podemos. Errejón habla de tomar las instituciones (democráticamente) para consolidar lo imposible que esos días del 2011 pide la calle a gritos. “En los 100 primeros días de gobierno”, dice.
Portabella, explicó ayer, entiende los acontecimientos políticos de Catalunya como una manifestación del descontento general, y así lo refleja en su nuevo Informe. “No es una cuestión de identidad; es una cuestión de pertenencia”, afirma el cineasta. “Surge de la necesidad de movilizarse hasta el punto de tener que abandonar España por falta de sensibilidad democrática”, dice Portabella, que añade: “Hablamos de la fragilidad de un sistema y de la necesidad de códigos sociales nuevos. De la necesidad, en definitiva, de un discurso político diferente”.
El nuevo ‘Informe general’, que parte de una disquisición sobre el arte, llega a la insatisfacción de la calle