La Vanguardia

Una luz en la oscuridad

El Supremo de Florida anula la pena de muerte al español Pablo Ibar y le abre la puerta a un nuevo juicio

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

De repente una luz, después de tanto tiempo en la oscuridad. Un alivio. Pablo Ibar, de 45 años y el único español en el corredor de la muerte en Estados Unidos, siente desde ayer de una manera diferente el peso de la ley.

Otra oportunida­d. El Tribunal Supremo de Florida, por cuatro votos a tres, ha anulado la sentencia a la pena capital dictada a finales de agosto del 2000 por un triple asesinato de 1994.

La decisión no supone su exoneració­n, pero le abre la puerta a un nuevo juicio –será el tercero por el mismo caso– en el que pueda demostrar que no estuvo allí.

Pablo Ibar, que además dispone de la nacionalid­ad estadounid­ense, lleva preso casi 22 años, de los que quince los ha pasado en la antesala de la ejecución, luchando por probar su inocencia.

Sobrino del boxeador José Manuel Ibar, Urtain, de final trágico, el origen estadounid­ense de Pablo se debe a que su padre, Cándido, emigró como pelotari. Cándido se ganó la vida jugando a pelota vasca en EE.UU., actividad que también practicó su hijo en los frontones Jai-Alai de Florida.

“Hago flexiones, algo de boxeo contra el colchón enrollado o levanto bolsas de libros, papeles o revistas. Después de dos horas, corro durante treinta minutos y acabo bastante sudado con estos ejercicios cardiovasc­ulares”.

Así lo contó el propio recluso a la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, organizaci­ón que ayer difundió la resolución.

“La razón de tanto entrenamie­nto no es sólo por estar en forma física –prosiguió su relato–, sino también por razones de salud mental. Para mí, el ejercicio es como una terapia, me lleva fuera de estas paredes, me permite no pensar en mi situación”.

Junio de 1994: la policía entró en una residencia de la localidad de Miramar y halló los cadáveres de Casimir Sucharski, propietari­o de la casa y dueño de un club, y dos de sus bailarinas, Sharon Anderson y Marie Rodgers. La investigac­ión condujo hasta Pablo Ibar y su amigo Seth Peñalver, de origen mexicano.

En 1997 arrancó la primera vista oral. El jurado del condado de Broward fue incapaz de alcanzar un veredicto unánime de culpabilid­ad. El juez lo declaró nulo en enero de 1998 al no haber pruebas dactilares ni genéticas que vinculasen a los acusados.

La repetición del juicio se inició en 1999. Había aparecido la grabación de una de las cámaras de seguridad del domicilio de Sucharski. Las imágenes capturaron el instante en que dos personas con el rostro cubierto entraban y disparaban a quemarropa a las tres víctimas. Uno de los implicados se descubrió el rostro y, pese a la falta de nitidez y a la imagen más que borrosa, el fiscal concluyó que era Ibar. El otro debía ser su amigo Peñalver.

Aunque por cuestiones procesales sus juicios se escindiero­n,

Al sobrino del difunto Urtain le detuvieron por un triple crimen en 1994 y entró en el corredor en el 2000

los dos confluyero­n en la pena: la máxima. El tiempo volvió a separar sus destinos. Peñalver logró ser exculpado en el 2012. Recuperó la libertad porque el supuesto segundo hombre del vídeo nunca se quitó el sombrero y todo resultaba una suposición.

“Hace quince años que esperaba esta noticia”, declaró ayer a Efe Tania Ibar, la esposa. Ella y sus padres declararon bajo juramento que aquel día de 1994 Pablo pasó la noche en su casa.

 ?? JOHN WATSON RILEY / EFE ?? Ibar lleva 22 años en la cárcel y 15 en el corredor de la muerte
JOHN WATSON RILEY / EFE Ibar lleva 22 años en la cárcel y 15 en el corredor de la muerte

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain