China llama a la puerta
Los clubs del gigante asiático rompen el mercado con fichajes astronómicos
Hasta esta temporada, el mercado de invierno de fichajes acostumbraba a ser bastante átono. Los clubs de fútbol europeos aprovechaban la pausa navideña para reforzar alguna posición y punto. Este año, sin embargo, ha sido un frenesí. Un festival de millones de euros, provocado por la irrupción de los clubs chinos. Cuatro de los cinco principales fichajes han tenido como protagonistas a equipos del gigante asiático, que han desembolsado por estos jugadores un total de 106,5 millones de euros. Una cifra mareante que va más allá del interés por formar un equipo competitivo y que responde también al deseo de sus propietarios de tener influencia entre la élite del Partido Comunista a través del fútbol.
Los equipos de la Superliga china se han convertido en los grandes protagonistas del mercado invernal de traspasos. Impulsados por el cercano inicio de la temporada, que arranca el 5 de marzo, y la consigna del presidente del país, Xi Jinping, de que China se convierta en una potencia futbolística en el futuro, han tirado la casa por la ventana a la hora de fichar jugadores extranjeros, para elevar el nivel nacional. Han desembolsado en operaciones internacionales 154,3 millones de euros, un 65,4% más que en el año anterior, según FIFA TMS, que registra las transferencias internacionales entre clubs.
La operación más cara la ha protagonizado el jugador colombiano Jackson Martínez, por el que el Guangzhou Evergrande ha pagado al Atlético de Madrid la friolera de 42 millones de euros. Un récord absoluto en la liga china. Su aterrizaje en el club que entrena Luiz Felipe Scolari ha sido el último de una espiral de fichajes, a cada cual más caro.
Esta situación ha llevado a la prensa local a calificar de burbuja el momento que vive el futbol chino, uno de los que más gasta ya del planeta. “Claramente, los precios se han disparado por encima de su valor real, las burbujas y una falsa prosperidad dominan en el futbol chino”, comentó la semana pasada el diario News Morning de Shanghai.
Muchos culpan de esta coyuntura al dominio que ejerce el Guangzhou Evergrande, que ha ganado los cinco últimos títulos y dos copas asiáticas, y es uno de los equipos que más gastan en fichajes.
Pero la realidad trasciende las fronteras deportivas. Muchos analistas ven de- trás de la creciente pasión por el fútbol el interés de los propietarios de los equipos –empresarios inmobiliarios, industriales o de distribución– por destacar ante el presidente del país, Xi Jinping, gran aficionado al fútbol. Tesitura que justificaría, por ejemplo, la compra del 20% del Atlético de Madrid por Wang Jianlin o la del Espanyol por Chen Yansheng. Operaciones que muchas veces se consideran como una inversión más.
No pasa desapercibido que el interés por el fútbol en China despega cuando Xi muestra en público su amor por este deporte y expone en el 2011, cuando era vicepresidente, sus tres deseos sobre este deporte: que China se clasifique para jugar la fase final de un Mundial, que organice este torneo y que algún año lo gane. Estos objetivos parecen lejanos. No obstante, las autoridades de Pekín han empezado a dar los primeros pasos. De momento, han aprobado un ambicioso plan, que incluye el desarrollo del fútbol base y la enseñanza de este deporte en las escuelas primarias y secundarias.
A ello se suma, además, la afluencia de dinero fresco del que gozan los clubs por los derechos de emisión de los partidos. Cifra que se ha multiplicado por 30 desde que China Sports Media pagase en octubre 1.150 millones de euros por los derechos de emisión para el próximo lustro. Ingresos que ya les permiten tentar a jugadores importantes de las ligas europeas, que a la luz de las suculentas ofertas que reciben ya no cierran la puerta a jugar en China.
INFLUENCIA POLÍTICA Muchos empresarios ven en el fútbol la palanca para destacar ante el presidente del país