“Me ofrecieron dinero por perder”
En Bulgaria, dos deportes prevalecen por encima del resto. Se trata de la halterofilia y de la lucha libre. Hay malas noticias en ambos casos. Once levantadores de peso han dado positivo en los últimos días. Ninguno de ellos irá a los Juegos de Río del próximo verano. Y eso duele: a lo largo de la historia, los halteras búlgaros han conseguido recoger 36 podios olímpicos.
Y en la lucha libre, Stanka Zlateva (32) acaba de abrir la caja de Pandora. Esta semana ha desvelado que le ofrecieron dinero por perder una final del Campeonato del Mundo. No ha dicho cuánto, ni cuándo, ni dónde, pero sí ha dicho que rechazó la oferta: “Ni siquiera llegué a considerarla”.
Visto su palmarés, debía de tratarse de una suma importante. Entre el 2006 y el 2011, Zlateva ganó cinco títulos mundiales en la categoría de 72 kilos.
La historia tiene su intríngulis. A través de ella se está revisando (y ya va una infi- nidad de ocasiones) el debate sobre el amaño en el deporte.
En los últimos tiempos se ha tratado el asunto con frecuencia. Con mucha frecuencia, lamentablemente. Por ejemplo, en el tenis. La ATP hurga en sus entrañas. En enero, mientras se disputaba el Open de Australia, se supo que en los últimos meses pudieron haberse manipulado decenas de partidos. No se han concretado nombres ni escenarios, pero sí se han lanzado sospechas.
Los españoles David Marrero y Lara Arruabarrena ya han tenido que aparecer en escena para desmentir sus supuestos. The New York Times dijo que ambos pudieron haberse dejado ganar en la primera ronda del dobles mixto de Melbourne. Según el rotativo, desorbitadas cantidades de dinero empezaron a circular en Pinnacle, casa de apuestas on line, mientras los españoles cedían ante el dúo Hubot-Hlavackova, muy inferiores en términos estadísticos. Pinnacle accedió a cerrar la apuesta en los minutos sucesivos. El asunto ha quedado en un limbo, a la espera de más pesquisas.
La denuncia de Stanka Zlateva ensancha el punto de mira. Se trata de una deportista de primera línea en Bulgaria. Y también en el ámbito de la lucha libre: aparte de sus cinco títulos mundiales y los seis europeos, ha logrado dos platas olímpicas (Pekín 2008 y Londres 2012). Zlateva ha sido declarada Mejor Deportista Búlgara en tres ocasiones, en el 2007, el 2009 y el 2011. Y en el año 2008 ganó el título nacional sin haber saltado al tatami:
LA RESPUESTA “Nunca supe de cuánto dinero me hablaban; sólo lo rechacé”, dice Zlateva, plata olímpica Quince días después del escándalo por el amaño de partidos en el tenis, Stanka Zlateva reabre el debate en el mundo de la lucha libre LESIÓN DE ESPALDA La luchadora búlgara, una celebridad en su país, abandonó la competición el pasado enero
cada una de sus rivales alegó lesiones menores para evitar enfrentarse a ella. Así que fue pasando rondas sin haberse puesto el mono. “Temían que las despeinara”, dijo ella mientras se colgaba la medalla. Aunque luego tuvo que saltar al ruedo y complacer a la audiencia, que protestaba enfurecida. Les ofreció un combate de exhibición con su propio entrenador, Simeon Shterev.
En realidad, no todo empieza y acaba en el gimnasio.
Su recorrido profesional la enmarca en un espacio singular, a caballo entre la leyenda y la caricatura. Zlateva participó y se adjudicó la edición búlgara de Vip Brother en el 2013 (una variedad de Gran Hermano en la que participaron personalidades populares; entre sus rivales aparecía Paris Hilton). Y accedió a dejarse ver en eventos de corte circense, como en un duelo de lucha libre frente a un hombre que le doblaba el peso.
Visto lo visto, su discurso tiene ascendente. No lo olviden: en Gran Hermano se gana por votación popular.
Retirada de la alta competición en enero –hastiada por una lesión crónica en la espalda–, Zlateva ha decidido lanzar un mensaje que traerá cola.
“Me ofrecieron dinero en unos Mundiales. Pero para mí, ganar un título es algo mucho más importante –ha dicho a la televisión nacional búlgara–. No importa cuánto me hubieran ofrecido. No tenían nada que hacer conmigo. Nunca consideré la posibilidad de aceptar la oferta. Y tampoco me ofrecieron una suma en concreto. Simplemente, llegaron hasta mí y me preguntaron si aceptaría perder la final del Mundial...”. Ella dirá que rechazó el soborno. Pero en la atmósfera queda un aroma emponzoñado.