Más ricos y todos calvos
La semana pasada Apple bajó un 7% en bolsa al presentar unos malos resultados trimestrales: un tropiezo en un trimestre basta para cuestionar toda la gestión de una empresa. Y al final las compañías cotizadas hacen como los estudiantes, que se centran en aprobar el próximo examen. Esta semana Larry Fink, el presidente de Blackrock, el mayor fondo de inversión del mundo, pidió a las empresas en las que invierten que miren a largo plazo y “eviten prácticas que pueden socavar su capacidad de invertir para el futuro”, elaborando planes para “crear valor a largo plazo”. En el mismo sentido, el presidente de Amazon, Jeff Bezos, señaló que el secreto de su empresa es invertir pensando en un horizonte de cinco a siete años. Precisamente esa ha sido siempre la estrategia de las empresas familiares. Ignasi Biosca, consejero delegado de Reig Jofre, explica que todo su trabajo se centra en definir cómo llevar a la empresa a donde quiere que esté dentro de cinco años. O Victor Grífols, que asumió una deuda de 4.500 millones de euros para comprar Talecris explicando que las sinergias permitirían pagarla en tres años, como así fue. Y la bolsa al final lo acaba entendiendo mientras el Ibex bajó en el 2015 un 7%, Grifols subió un 30%, Catalana Occidente un 36%, Almirall un 35% y Reig Jofre, aunque bajó un 6%, también lo hizo mejor que el índice. A largo plazo, parece que podemos acabar más ricos, aunque eso sí, todos calvos.
Las empresas familiares logran no obsesionarse por el resultado trimestral