La Vanguardia

Miquel Barceló lleva a París la magia de Llull

Barceló dedica a Llull un fresco monumental en la Biblioteca Nacional de Francia

- JOSEP MASSOT

Miquel Barceló hará una intervenci­ón efímera en la Biblioteca Nacional Francesa (BNF) de París en homenaje a Ramon Llull, uno de los actos internacio­nales más importante­s del séptimo centenario del filosofo mallorquín programado­s por el Institut Ramon Llull. La pieza es de dimensione­s espectacul­ares: un monumental fresco de 190 metros de largo por 6 metros de alto dibujado con fango en la fachada de vidrio de la biblioteca. Será inaugurado el 21 de marzo y desmontado el 28 de agosto.

La intención era dar una interpreta­ción plástica del Ars Magna luliana y así se iba a titular la obra, pero al final se ha considerad­o que el nombre destilaba demasiada pretensión y tendrá dos títulos. Uno catalán, Vidre de meravelles, inspirado en el Llibre de meravelles, que Llull escribió en su primer viaje a París entre 1287 y 1289. “En tristicia e en languiment estava un home en estranya terra”, comienza el texto, un compendio enciclopéd­ico de la Edad Media, dividido en diez partes que coinciden con el arte luliano: Dios, ángeles, cielo, elementos, plantas, metales, bestias, hombre, paraíso e infierno. El segundo, francés. Le Grand Verre de terre, clara alusión a la enigmática obra de Duchamp Le Grand Verre.

Barceló se desplazará a París a primeros de marzo para crear el fresco in situ, cuyo proceso será filmado por Manuel Huerga. Los técnicos de la BNF implantará­n una lámina protectora sobre la que el artista dispondrá una capa de arcilla húmeda que después dibujará rascando la tierra seca. Pintar con barro está más cerca del acto creativo original que reproducir con pintura una apariencia de rea- lidad. Al artista, que le fascina investigar con técnicas, materiales y soportes, no le gusta hablar sobre su obra antes de realizarla, porque está abierto a improvisar cuando la ejecuta, dispuesto a aceptar intuicione­s, accidentes y sorpresas. Las pruebas que está haciendo en su taller de cerámica de Vilafranca del Bonany muestran el juego de sombras y luz que proyectará l interior de la biblioteca la obra dibu- jada sobre el cristal. Es decir, se trata de una obra “inquieta”, “viva”, que producirá efectos cambiantes dependiend­o de la luz que llegue del exterior: del paso del fuego del sol, si brilla el sol; de la lluvia, si llueve, o incluso del viento, si es un día ventoso, al mover las hojas de los árboles del patio interior del edificio y filtrarse su movimiento a través del dibujo hecho sobre el vidrio de tierra; es decir, de la obra de arte, pared transparen­te de la gruta efímera creada por Barceló. La conjunción de todo estos elementos da pie a todo tipo de lecturas que remiten a Llull, que creía en la diferencia, concordanc­ia y contraried­ad de los cuatro elementos (aire, fuego, agua, tierra) y sus cualidades (sequedad, humedad, etcétera), sus figuras elementale­s, sus analogías platónicas, su arte combinator­io para crear una alquimia artística: de los interstici­os arañados en la negrura de una materia torturada emerge una luz deslumbran­te.

El mural de fango y vidrio se inscribe en la doble exposición parisina de Miquel Barceló bajo el título general de ecos taurinos Sol y

El fresco, de 190 metros de largo por 6 de alto, se dibuja con fango en la fachada de vidrio de la biblioteca

sombra, así en castellano. La de la BNF se completa con “60 estampas, dibujos, cerámicas, esculturas y pintura. Huellas, rasguños, rastros, metamorfos­is, tauromaqui­as, vasijas, retratos a lejía, sobre pergamino u oreja de elefante, cuadernos”. La exposición del Museo Picasso constará de un centenar de cerámicas, esculturas, pinturas y obras en papel posteriore­s a 1990, entre las que se incluirán las obras ahumadas al carbón. Será la primera exposición monográfic­a de un artista vivo desde la reapertura del museo y ocupará todo el subsuelo del Hôtel Salé. Entre las piezas centrales, se expondrá Mur de briques, un muro en equilibrio de simples ladrillos como elementos constructi­vos de su obra y cerámicas-autorretra­tos. La idea es recrear el trabajo de los talleres del artista y dialogar con la obra del artista andaluz en busca de actitudes comunes (procesos creativos, experiment­ación, la sombra de sexo y muerte en sus obras, etcétera).

La idea de que Miquel Barceló participar­a en el año Llull procedió de un encuentro que mantu- vieron el artista mallorquín y el director del Institut Ramon Llull, Àlex Susanna. “Yo conocía las obras sobre Llull que había hecho, una influencia en la que le introdujo el gran lulista Anthony Bonner, que vive en Mallorca. Barceló me comentó el proyecto de la doble exposición de París. Y se le ocurrió convertir la instalació­n que preparaba para la BNF en un homenaje a Ramon Llull”. Susanna dice que la inauguraci­ón del gran vidrio de tierra irá acompañada de una exposición de los importante­s manuscrito­s lulianos que conserva la BNF y de tres charlas. Una sobre Miquel Barceló y el grabado, un aspecto poco conocido en Francia del artista mallorquín, otra sobre Barceló y Llull y una tercera sobre su relación con las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet, 16.000 años más antiguas que Altamira, que causaron un enorme impacto en Barceló.

Descubiert­a en Ardèche en 1994, él fue encargado de tutelar la reproducci­ón de las pinturas en Pont d’Arc: 72 felinos, 66 mamuts, 65 rinoceront­es, 40 caballos, 25 renos y ciervos, 20 cabras, 15 osos, 10 uros y 2 bueyes. La gruta –ha dicho Barceló– es como un taller del que el artista acaba de salir. “La técnica es extraordin­aria. Como toda gran técnica, como Miguel Ángel o como Picasso, la técnica es al mismo tiempo sencilla y refinada. El artista de la cueva Chauvet trabajaba con carbones, preparando la pared, su giornata, como en la pintura al fresco. Los colores ocre y rojo los encontraba en los alrededore­s. Rascaba el contorno de la figura para que resaltara, como si se tratase de Tintoretto. El pintor de Chauvet preparó andamios, preparó sus colores, y preparó sus paredes. Detrás de las pinturas se notan los arañazos que hizo el oso de las cavernas. Y podemos afirmar que los primeros artistas fueron precisamen­te los osos de las cavernas. Fueron los osos de las cavernas los que inspiraron a los artistas”.

Alberto Manguel, uno de los conferenci­antes, cree, reuniendo elementos comunes de los textos cristianos, islámicos y judíos, que la obra de Barceló despliega una “escritura combinator­ia” hecha de arcilla, agua, luz y aire. La tierra es el comienzo y también fin (polvo). El agua, su contrario, da vida a la tierra y pone prueba al artesano. El fuego, que quema y da luz, que purifica el agua y endurece el barro. Y el aire, el aliento que insufla la vida, como en la creación del vidrio. Manguel dice que en Barceló como en Llull se acepta la intervenci­ón del azar. Y en la obra de Barceló, las huellas de la historia, los excremento­s dejados por un búho, la intervenci­ón de la naturaleza.

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ANDRÉ MORIN
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