La Vanguardia

Indultada, no liberada

La mujer tiene otras dos penas por incumplir las visitas de su hija con su maltratado­r

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Pese al indulto anunciado por el Gobierno, María Salmerón, la mujer condenada por no cumplir los turnos de visita de su hija, todavía no se ha librado de entrar en prisión.

María Salmerón, de 51 años, no entró ayer finalmente en prisión para cumplir la pena de siete meses por no acatar el régimen de visitas del padre de su hija, condenado por maltrato (la adolescent­e se niega a verle). Pero no fue por el indulto parcial que le concedió el Consejo de Ministros a mediodía, ya que éste se refiere a una condena que debería cumplirse en unas semanas (de seis meses de cárcel), sino por cuestiones judiciales (retraso en la notificaci­ón de un auto de aclaración). Es decir, esta auxiliar de enfermería aún tiene pendiente dos condenas –la que hoy la llevó ante las puertas del juzgado y otra de un año de prisión–, por lo que la amenaza de cárcel aún pesa sobre ella. “La única solución –explicó la propia Salmerón– es una revisión en conjunto del caso, ya que todos son por el mismo delito. Es la única solución para acabar con esta pesadilla”, explicó.

Toda esa pesadilla empezó en 2001, cuando María se separaba del que durante dos años fue su marido, un tiempo en el que fue maltratada física y psíquicame­nte. De hecho, él fue condenado a 23 meses de prisión, aunque nunca llegó a entrar en la cárcel. De aquella unión nació la única hija de María, quien hasta los seis años no vio a su padre. Y comenzaron las denuncias por parte del padre y la primera condena.

A partir de ahí, se suceden las visitas siempre en un punto de encuentro y bajo supervisió­n de los técnicos correspond­ientes. Pero a medida que la niña fue creciendo cada vez era más difícil que quisiera ver a su padre. Em- pezaron las negativas y a saltarse el régimen de visitas. Y, también, las denuncias por parte del padre, incluida la petición de custodia que él consigue. Quince meses después, María Salmerón la recupera.

Pero llegan las sentencias condenator­ias y, como es reincident­e, también la cárcel. En el 2012, esta sevillana consigue su primer indulto (debía cumplir un año de prisión), pero esta gracia lleva aparejada una condición, que no vuelva a reincidir. Pero era imposible, porque la niña ya no quería definitiva­mente ver a su padre.

Y las condenas de cárcel se suceden: otra de seis meses, otra de siete, otra de un año... El abogado de Salmerón, entonces, pide de nuevo el indulto, pero lo hace para una de las condenas (la que deberá cumplir a mitad de febrero), no para la que hoy le conducía directamen­te a prisión. “El Gobierno se pronuncia sobre el caso para el que se pide el indulto, no por otros”, explican desde el Ministerio de Justicia. Finalmente, el Ejecutivo le concede un indulto parcial (no hay cárcel, pero sí trabajos para la sociedad y una nueva multa a una mujer que tiene ya embargada la nómina y no tienen manera de afrontar los pagos). De ahí, que ayer mismo, el

Esta auxiliar de clínica ha pedido la revisión de su caso, única vía para conseguir eludir la prisión en breve

abogado acudiera a pedir otra indulgenci­a, esta vez para la condena de un año de prisión. El letrado es consciente de que aún pende la amenaza de cárcel para ella. Efectivame­nte, la pesadilla de esta mujer no ha terminado.

Por otra parte, Gabriela, la madre de la niña que falleció en Vitoria después de que su pareja arrojara al bebé por la ventana, declaró que el hombre también intentó tirarla a ella posteriorm­ente.

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JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE María Salmerón, ayer en la puerta del juzgado de Sevilla

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