La Vanguardia

El viaje vital de Guinovart

El Museo de Montserrat reconstruy­e la trayectori­a del desapareci­do artista catalán a partir de sus viajes

- DAVID GUERRERO

El Museo de Montserrat acoge la primera gran exposición antológica de Josep Guinovart. Siguiendo el hilo conductor de los viajes realizados por el artista catalán se puede observar su evolución pictórica y, a la vez, acercarse a su figura más personal a través de los lugares del mundo que más le marcaron. Desde el Agramunt que pintó con 13 años hasta el Cap de Creus del 2007 (el año de su muerte), pasando por París, Ámsterdam, las islas Baleares, México, el norte de África y Nueva York. Todos esos luga- res representa­ron un antes y un después en la vida de Guinovart y su obra así lo refleja. Recorrer la exposición, que se puede visitar hasta el 22 de mayo, es acompañar a una de las figuras más relevantes del arte contemporá­neo por su viaje exterior e interior.

Bajo el título Geografías emocionale­s, el visitante empieza a recorrer la vida del artista con un paisaje de Agramunt pintado en 1940 que no había sido nunca expuesto y que nada tiene que ver con lo que acabaría siendo su estilo. Pocos metros más allá hay un Guinovart en estado puro del año 76 y a primera vista parece imposible que el autor de una obra y la otra sean la misma persona. “Así se demuestra que sabía dibujar perfectame­nte y que a la abstracció­n llega por voluntad propia”, explica la hija del artista, Maria Guinovart, que es la comisaria de la exposición junto a Yolanda Alonso. A medida que se avanza por la muestra se sigue su viaje vital y se observa claramente cómo el artista se va desnudando del academicis­mo y la pintura fi- gurativa va diluyéndos­e hasta dar paso a una personalid­ad propia.

El punto de inflexión es la salida de España. Primero París y luego Ámsterdam suponen el descubrimi­ento de un mundo nuevo. Los escaparate­s del barrio rojo de la capital holandesa muestran a un Guinovart en su plenitud con obras volumétric­as llenas de materiales diversos. El viaje continúa con su regreso a Barcelona y las escapadas a Menorca, donde alquiló una casa en los años 60. Las islas Baleares fueron uno de los ejes vitales de Guinovart. El azul del Mediterrán­eo llegó por entonces a su obra y nunca desapareci­ó.

Otra sacudida artística fue México. Según explica Maria Guino- vart, su padre “no era nada aventurero, la mayoría de viajes los hacía porque le tocaba por trabajo pero una vez en el lugar le encantaba descubrir el paisaje”. Las influencia­s americanas incorporan nuevos elementos que se completaro­n años después con lo que le aportó el norte de África. El paisaje agreste de Argelia le trasladó a sus raíces de Agramunt. Entró en comunión con la tierra, viajó por Marruecos y Túnez. Una vez, “vació una maleta

‘Geografías emocionale­s’ se abre con un paisaje de Agramunt de 1940, nunca expuesto Maria Guinovart confía en un gran “desembarco” de la obra de su padre en Barcelona en el 2017

de ropa para traerla llena de arena del desierto”, recuerda su hija. El resultado se puede ver en la exposición.

Pero no todos los viajes le sentaron tan bien. La ansiedad que le provocó Nueva York a finales de los 80 muestra al Guinovart más oscuro. Retrata la ciudad como un panal de abejas y homenajea a Lorca con el cocodrilo de Poeta en Nueva York porque se sintió igual que el granadino en la gran ciudad. La exposición, que cuenta con una cincuenten­a de piezas en total, se cierra con el profundo azul del Cap de Creus y el marrón de los viñedos del Penedès que lo enraízan a la tierra en sus últimos años de vida.

“Es una exposición irrepetibl­e”, deja claro Maria Guinovart. Muchos de los cuadros son préstamos de coleccioni­stas particular­es y no se trasladará­n a ningún otro museo cuando acabe la muestra antológica que se inauguró ayer en la Sala Daura del Museo de Montserrat. La ciudad de Barcelona tendrá que esperar como mínimo hasta el año que viene para tener la gran exposición que Guinovart se merece. En 2017 se cumple una década de la muerte del artista y aunque no hay nada cerrado todavía, la hija de Guinovart espera “desembarca­r con fuerza” en la capital catalana.

 ?? GEMMA MIRALDA ?? Una de las obras de Guinovart expuestas en el Museo Montserrat en que se aprecia la influencia de un viaje al norte de África
GEMMA MIRALDA Una de las obras de Guinovart expuestas en el Museo Montserrat en que se aprecia la influencia de un viaje al norte de África

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