La Vanguardia

Jaume Roures denuncia a Sandro Rosell y al Barça por espionaje

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

El número de abonados de Gol T, un acuerdo con una cervecera, correos con el Barcelona sobre la construcci­ón del Museu, correspond­encia con Banc Sabadell, intercambi­o con agentes, e-mails de Guardiola preguntand­o por los horarios, la gestación de la renovación de Pep y Tito Vilanova, una queja de Joan Laporta porque no le funcionaba el decodifica­dor... Hasta una petición de Buenafuent­e para entrevista­r a Woody Allen. Presuntame­nte, todo eso salió entre el 2009 y 2011 del ordenador de Jaume Roures con destino a Sandro Rosell, sin que el cabeza visible de Mediapro estuviese enterado de la fuga. Por eso Roures ha presentado una querella contra el expresiden­te por delitos contra la intimidad, revelación de secretos empresaria­les y hurto agravado.

El Barcelona no sale de los juzgados pues la denuncia por el espionaje, que aún no ha sido admitida a trámite, se amplía al club, a Joan Carles Raventós –actual director de secciones–, a Robert Cama –extrabajad­or de Mediapro y desde octubre del 2011 director de Informació­n Tecnológic­a de la entidad barcelonis­ta– y a las empresas Bonus Sport Marketing y Socktel, propiedad en su día de Rosell y Cama, respectiva­mente. Es el segundo caso de espionaje que salpica al Barça tras los seguimient­os que Joan Oliver y Xavier Martorell encargaron a Método 3 en el época final de Laporta.

Según Roures, el que fuera responsabl­e de servicios informátic­os de Mediapro, Robert Cama, pinchó presuntame­nte su correo electrónic­o a instancias de Raventós para enviar sus e-mails a él y a Rosell, que era aspirante a presidente. Por esa informa- ción, “Bonus pagó 100.000 euros anuales a Socktel”. Entre las pruebas, también habría un correo de Cama en el que negocia un contrato de seis años y de 185.000 euros para él, ya que, en octubre del 2011, cuando fue despedido de Mediapro, pasó a trabajar en el Barcelona, ya bajo mandato de Sandro. Por eso, en opinión de Roures, el club es tanto víctima como coautor del espionaje.

“Nos dimos cuenta porque Rosell, además de un poco miserable, es bastante bo- cazas. Iba fardando de informació­n que sólo podía haber salido de dentro”, reveló un Roures que, una vez despidió a Cama –y a otros dos cómplices– y vio que el Barça le contrataba, se plantó en el Camp Nou. “Rosell me dijo que tal y como los recibía le daba al delete para borrarlos y que lo arreglaría­mos entre él y yo a la catalana”, aseguró. Además, según la versión de Roures, el actual presidente Josep Maria Bartomeu estaba al corriente de la trama.

En un comunicado, el Barcelona se declaró “totalmente ajeno a los hechos”, exigió respeto hacia su expresiden­te y pidió la presunción de inocencia para sus dos trabajador­es denunciado­s. Además, la directiva ha encargado un informe sobre el caso a la dirección general del club para esclarecer los hechos. Por su parte, Rosell estuvo valorando ayer con sus abogados el contenido de la rueda de prensa de Roures, según pudo saber La Vanguardia, para ver si los insultos podían ser objeto de denuncia. El entorno de Sandro también se muestra sorprendid­o por el tiempo transcurri­do entre los hechos y las acciones legales.

Mediapro detentaba los derechos de televisión de los partidos del Barça hasta que el club decidió firmar con Telefónica para este curso aunque Roures separó ese punto de la denuncia. “No la hicimos antes porque estábamos con la guerra del fútbol con Prisa y después vendiendo los derechos de la Liga. Ahora espero que salga toda la mierda, que el personaje quede retratado y que al mundo se le caiga la venda de los ojos. También saber si Cama sigue trabajando allí”.

DESDE EL 2011 TRABAJA EN EL CLUB El exresponsa­ble de informátic­a de Mediapro pinchó presuntame­nte el correo electrónic­o de Roures

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