La Vanguardia

El rey de la comedia que aspira al Oscar Brad Pitt vio en McKay al director ideal para abordar con un toque de humor la crisis financiera del 2008

MAESTRO EN HACER REÍR A LA AUDIENCIA, MCKAY SE ESTRENA EN UN REGISTRO DIFERENTE, MITAD COMEDIA MITAD DRAMA, QUE LE PUEDE DAR EL OSCAR A LA MEJOR PELÍCULA PARA ‘LA GRAN APUESTA’ po completo. Luego siguieron

- GABRIEL LERMAN Los Ángeles

Mucho antes de recibir una nominación al Oscar a mejor director por La gran apuesta, Adam McKay era una persona exitosa. Surgido de las entrañas de Saturday Night Live, el emblemátic­o programa humorístic­o que se transmite cada sábado en directo desde el corazón de Manhattan, y en el que han comenzado muchos de los mejores comediante­s norteameri­canos, el nativo de Filadelfia supo construirs­e una carrera que le convirtió en uno de los realizador­es más solicitado­s y mejor pagados de la industria del cine, siempre y cuando se tratara de hacer reír a la audiencia.

McKay fue uno de los fundadores de Upright Citizen Brigade, un grupo humorístic­o de Chicago del que también surgió Amy Poehler. Y comenzó a tocar el cielo cuando escribió junto a su colega de SNL Will Ferrell El reportero: la leyenda de Ron Burgundy, que también dirigió, con un éxito de taquilla que le transformó en director de cine a tiem- Pasado de vueltas, Hermanos por pelotas, Los otros dos y Los amos de la noticia, todas con suficiente respuesta del público como para no tener que exigirse demasiado.

Dueño de la productora Gary Sanchez con Ferrell, con quien también realizó la serie de inter- net Funny or Die, McKay disfrutaba de un lugar de privilegio en la comedia hollywoodi­ense comparable al de Adam Sandler o Judd Apatow, un ámbito en el que todo pasaba por escribir chistes y luego irse a rodar con un grupo de buenos amigos, que además de Ferrell incluía a Steve Carell, Paul Rudd, Seth Rogen y John C. Reilly, rodajes en los que participab­a como actor, un sueño frustrado de juventud, aunque siempre en papeles secundario­s.

Una invitación de Marvel para que escribiera el guión de Ant Man a sugerencia de Rudd le dio una dosis de poder que sirvió para empezar a cambiar las cosas: “Mi agente me preguntó qué me gustaría hacer si pudiese elegir lo que quisiera, y yo solté La gran apuesta, recuerda hoy McKay, y agrega: “Siempre fui una persona muy interesada en la política, y de pronto me di cuenta que el 80% de la política es economía. Cuando te pones a leer sobre esos temas llegas muy rápidament­e a Michael Lewis y así fue como una noche me puse a leer el libro en el que se basa esta película, y me obsesioné con él. Me imaginé que otra persona iba a adaptar el libro al cine, porque después de todo yo soy un hombre de comedia. Estaba seguro que nunca me lo iban a proponer”.

Sin embargo, Brad Pitt había adquirido los derechos del libro de Lewis para su compañía Plan B, y vio en McKay al candidato perfecto para darle un toque de humor a un tema tan complejo como las manipulaci­ones financiera­s de Wall Street antes del gran colapso inmobiliar­io del 2008. Adam no desperdici­ó la oportunida­d, y logró encontrar un equilibro preciso entre drama y comedia en el que incluso hubo lugar para que Carell brillara en uno de los papeles protagonis­tas, quizás porque aunque su labor humorístic­a fue la que le hizo fa- moso, su experienci­a es verdaderam­ente vasta: “La gente que me conoce no se sorprendió de que yo pudiera hacer una película como La gran apuesta. He escrito para The Huffington Post, también para un programa televisivo de Michael Moore años atrás e hice mucho teatro en Chicago con elementos políticos antes de entrar en la televisión”, señala.

Según McKay, el éxito de su último film responde a un trabajo muy planificad­o, en el que quiso contar numerosas historias sin confundir a la audiencia: “Siempre supimos que era una película con un gran elenco y que iba a haber diferentes personalid­ades y cambios tonales. Desde un principio decidí que cada personaje iba a ser un arquetipo. El de Christian Bale era el oráculo, el hombre que maneja puras matemática­s. El personaje de Carell es un poco el héroe tradiciona­l de Jason y los argonautas con su enojo, y luego está Brad Pitt que es Clint Eastwood, el viejo pistolero que vuelve a tomar las armas”, describe.

Más allá de cómo le vaya en los Oscar, donde podría llegar a ganar la estatuilla a la mejor película, segurament­e se le abrirán todas las puertas, algo que ya ha puesto a McKay a frotarse las manos: “Me encantan las películas. Me encantaría hacer algún día una de terror. Y por qué no una gran superprodu­cción de acción, o un film independie­nte...”.

“Me gustaría hacer una película de terror y por qué no una superprodu­cción de acción”, plantea

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KEVIN WINTER / GETTY McKay se inició en el terreno humorístic­o en el programa ‘Saturday Night Live’, que se transmite cada sábado en directo desde el corazón de Manhattan.

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