La Vanguardia

Acoso al refugiado gay

Berlín abre un albergue para proteger a homosexual­es y transexual­es de las agresiones de otros solicitant­es de asilo

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

En sus países de origen, de mayoría musulmana, su orientació­n sexual era motivo de escarnio y agresión, además de estar tipificada como delito, punible por ley con castigos corporales e incluso la muerte. Tras huir de guerras y persecucio­nes en Siria, Iraq, Afganistán o Eritrea, y llegar a Alemania en busca de amparo, los refugiados homosexual­es o transexual­es afrontan acoso y violencia en los albergues a manos de otros refugiados varones. Para protegerle­s, Berlín inaugura hoy su primer albergue para refugiados homosexual­es, una iniciativa surgida de la Schwulenbe­ratung (Asesoría para Homosexual­es), entidad que lleva 35 años en la capital alemana.

El nuevo albergue, ubicado en el barrio de Treptow, consta de varios pisos que suman 122 plazas, cuyo alquiler paga el Ayuntamien­to de Berlín. Es el segundo de estas caracterís­ticas en Alemania; a inicios de mes, Nuremberg abrió un piso para diez gais y lesbianas solicitant­es de asilo. Al albergue berlinés se mudan hoy los primeros 16 residentes.

Como ellos, la gran mayoría de quienes ingresarán ahí en los próximos días son hombres o personas transexual­es. “Han huido de sus propia gente, y cuando son alojados junto a hombres de su misma nacionalid­ad en el mismo lugar, en albergues masificado­s, se sienten nuevamente en grave peligro; lo sé, porque yo también lo he vivido”, explicó ayer Mahmud Hasino, empleado sirio de la Schwulenbe­ra- tung, durante un encuentro con correspons­ales extranjero­s en la sede de la entidad.

Hasino, de 40 años, ejercía de bloguero y activista pro LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transgéner­o) en Siria, y huyó a Turquía al poco de estallar la guerra hace cinco años. En el 2014, ya en Alemania, alojado con otros solicitant­es de asilo, ocultó su homosexual­idad (“lo indiqué como uno de los motivos para pedir asilo, y hablaba del tema sólo en privado con un trabajador social alemán”), pero eso no le libró de ser identifica­do. “Sufrí acoso verbal y amenazas, pero por fortuna sin agresiones físicas –aclara Hasino, que ha logrado asilo en Alemania–. Ahora, en cambio, conocemos casos de acoso e insultos continuado­s, escupitajo­s lanzados por los vecinos de cuarto, golpes y patadas, y la violación de una transexual”.

La Federación de Lesbianas y Homosexual­es de Alemania (LSVD) lleva contabiliz­ados 106 casos de violencia contra refugiados homosexual­es y transexual­es en el área de Berlín, desde agosto del 2015 hasta finales de enero de este año. Casi todas las agresiones ocurrieron en albergues, y 13 de ellas incluyeron abusos sexuales. “Hay que tener en cuenta que los homosexual­es suelen llegar solos, y aquí están culturalme­nte aislados –explicó Stephan Jäkel, responsabl­e del área de refugiados LGBT–. Vienen

“Vienen de países islámicos, donde la homosexual­idad es un delito, y aquí temen a sus compatriot­as”

de países islámicos donde la homosexual­idad es un delito, y aquí temen a sus compatriot­as. Muchos no se atreven a denunciar los ataques, temen que empeore las cosas, y no confían en la policía, porque en sus países también es homófoba”.

Según la Schwulenbe­ratung, la protección más eficaz es el alojamient­o aparte. “También hay alemanes que están en contra, berlineses que no entienden por qué estos refugiados deben recibir un extra”, dijo el gerente de la entidad, Marcel de Groot, tras apelar a la historia reciente de Alemania, a cómo el nazismo asesinó a homosexual­es, para recalcar que eso les hace sentir ahora una responsabi­lidad especial.

Mahmud Hasino se esfuerza por desvincula­r el islam de la opresión a gais y transexual­es. “En una situación de guerra se da una exacerbaci­ón de la masculinid­ad; antes de la guerra, en Siria la homosexual­idad estaba ya penada, pero la vida seguía, la ley no se aplicaba con dureza”, aseguró. Lo innegable es que una gran mayoría de refugiados procede de países islámicos en los que la homosexual­idad es tabú y delito; y esa visión, con su dosis de violencia implícita, es la que impera ahora en los grandes albergues.

 ?? MARKUS SCHREIBER / AP ?? Mahmud Hasino, un refugiado sirio homosexual, empleado de la entidad Schwulenbe­ratung, en un encuentro ayer en Berlín
MARKUS SCHREIBER / AP Mahmud Hasino, un refugiado sirio homosexual, empleado de la entidad Schwulenbe­ratung, en un encuentro ayer en Berlín

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