El Gran Centro o Barrabás
El progresivo debilitamiento del Partido Popular es la novedad más importante de la actual fase de interinidad en España, mientras el PSOE sigue tejiendo la estrategia bendecida por Felipe González: búsqueda de un Gran Centro con Ciudadanos y simulación de apertura a la izquierda para colocar a Podemos ante una disyuntiva evangélica. “¿A quién queréis: al centro reformista o a Barrabás?”
(Las Sagradas Escrituras refieren que los judíos congregados ante la casa de Pilatos siguieron la consigna de los sacerdotes y de los ancianos y reclamaron a gritos al salteador Barrabás. Sobre este relato deicida empezó a construirse el prejuicio antijudío que tantos crímenes ha causado a lo largo de la historia).
El Partido Popular sigue siendo el principal sanedrín político de España, pero las investigaciones judiciales en curso han detectado un alarmante número de barrabases en su interior. B. de Barrabás. Algunas estructuras del PP han cometido verdaderas barrabasadas y el relato de sus irregu- laridades está subiendo de tono. Las últimas detenciones en Valencia fueron descritas por la prensa como “redada” y fuentes de la investigación describen algunos de los métodos de financiación del PP valenciano como propios de una “organización criminal”. Palabras mayores en tiempos de interinidad política.
El PP prácticamente no ha vivido una semana de calma desde enero. La investigación sobre un fraude en la empresa pública Acuamed hizo a caer el número dos de la vicepresidencia del Gobierno. Las 24 detenciones de Valencia acabaron de descalabrar a la derecha valenciana, dejando a la exalcaldesa Rita Barberá encerrada en su apartamento y envuelta en un silencio inquietante. No se atreven a pedirle el acta de senadora. Las investigaciones sobre el PP de Madrid se han llevado por delante a Esperanza Aguirre, que acaba de dimitir teatralmente antes de que las aguas del canal de Isabel II bajen más revueltas. Interinidad dramática para el Partido Popular. El ministro Jorge Fernández Díaz insinuó ayer la inevitable teoría de la conspiración. “Es llamativo que los únicos casos que salgan en estos momentos tan sensibles sean los que afectan al PP. No es casualidad”. Es asombroso que esta afirmación la haga el ministro del Interior, al que se le supone el control de los cables ocultos.
¿Ha perdido el Gobierno en funciones el control de su tiempo político? ¿Ha perdido capacidad de anticipación? En tiempos de interinidad, cuando las sombras difuminan el perímetro del poder ejecutivo, hay fragmentos del aparato del Estado que se sienten más autónomos. Cumplen con su deber, caiga quien caiga, y lo ponen de manifiesto para refrescar la legitimidad de sus funciones, ante la eventualidad de un cambio. Eso es lo que seguramente está pasando en España.
PSOE y Ciudadanos avanzaron ayer en la retórica del Gran Centro y en la mesa con las otras izquierdas hay más simulación que realidad. El momento Barrabás parece que se acerca.