‘In and out’
Más allá de las connotaciones de género de la famosa película de Frank Oz, lo que le pasa a la alcaldesa Colau tiene mucho de in and out. O en símil de Barrio Sésamo de Basté, de “dentro y fuera”. Esta noción dual es fundamental para la comprensión del espacio de los niños y se resume en una idea básica: no se puede estar, a la vez, dentro y fuera de un lugar. Sin embargo, será porque los políticos son niños que no aprenden, o porque se sienten semidioses alejados de las contingencias terrenales, el hecho es que los hay que intentan, al tiempo, ser gobierno y oposición, poder y pancarta. Recuerdo una entrevista de Cuní, en la época de TV3, donde la flamante teniente de alcalde Imma Mayol le espetó que era antisistema. Sin embargo, había venido con coche oficial, chófer, sueldo, cargo y el resto de alegrías del sistema. Es decir, era una antisistema que vivía felizmente del sistema. Sobra decir que el intento de estar a los dos lados de la frontera, en permanente equilibrio en la cuerda floja, acabó tan mal como era previsible.
Y en estas llega Colau como gran salvadora de lo que ella denomina “la ciudadanía”, aunque se olvida de que la gran mayoría de la tal ciudadanía ni la votó ni quería ser salvada por ella. Previo al cetro del poder, había protagonizado sonoras campañas contra el pérfido sistema, solidarizado con todas las huelgas posibles, tuiteado todos los improperios contra el capital y dotada del verbo revolucionario, había prometido el oro y el moro. Pero el oro era de plomo, el moro estaba desaparecido, las palabras se las lleva el viento, y cuando llega la primera huelga dura, Colau sufre un ataque shakespeariano: quién es, adónde va, a qué dedica el tiempo libre… Y sobre todo, in or out, dentro o fuera, consigna o responsabilidad, pancarta o despacho… Es decir, un baño de realidad en toda regla que ha dejado desnuda a la reina del populismo. ¿Dónde están ahora sus tuits en apoyo a los actuales huelguistas, cuando protestaban contra Trias? ¡Y es que resulta muy fácil hacer demagogia cuando no se está en la mesa de decisión!
Con respecto a estos huelguistas, viejos conocidos. Por supuesto, tienen derecho a huelga, pero también es cierto que tienden a confundir el derecho a huelga con el derecho a extorsión, sabedores de que pueden paralizar la movilidad de miles de ciudadanos. La huelga de estos días, aprovechando un gran acontecimiento económico, y por parte de un colectivo con trabajo seguro y buenas condiciones, es un gesto agresivo que castiga a otros trabajadores y autónomos que, seguramente, no llegan a la altura de sus sueldos públicos, y que nunca podrían parar la ciudad. Los huelguistas de TMB hacen ruido no porque tengan razón, sino porque pueden paralizar la vida colectiva. Y lo hacen sin manías.
Después piden solidaridad, lo cual es bastante peculiar porque hay pocas huelgas más insolidarias que la suya.
La huelga es un baño de realidad en toda regla que ha dejado desnuda a la reina del populismo