La Vanguardia

¡Europa!

- Miquel Roca Junyent

Cameron se ha salido con la suya o algunos líderes europeos se han aprovechad­o de sus exigencias para resolver cuestiones que ellos por sí solos no se atrevían a afrontar? ¡Esta es la cuestión! De hecho, el debate sobre la posible salida del Reino Unido de la UE se centra en el problema de la inmigració­n y, ahora más recienteme­nte, en el de los refugiados. Y esta es una cuestión que afecta no sólo a Inglaterra, sino a toda Europa, a todos y cada uno de los estados miembros de la Unión.

Todos ellos padecen el mismo problema, segurament­e desde vertientes diferentes. Para unos, esta cuestión alimenta las pasiones xenófobas de los radicales de extrema derecha y algunos populistas de filiación diversa; para otros, viven en su propio territorio el drama diario de los refugiados, cuyo tratamient­o digno y adecuado comporta costes que Europa se resiste a atender solidariam­ente. Para unos y otros, las condicione­s de Cameron eran difíciles de aceptar, pero se avanzaban en su formulació­n a deseos inconfesos de algunos líderes europeos. Para estos, Gran Bretaña no ha sido un problema, ha sido simplement­e una excusa.

La pasión europeísta de los británicos ha sido desde el inicio muy descriptib­le. La filosofía del cheque británico no era un capricho de Margaret Thatcher, sino la expresión de una mentalidad distante y poco solidaria de los británicos en el proceso de la construc- ción europea. Inmigració­n y refugiados son nuevos pretextos de una vieja reticencia. Y la UE, debilitada por la crisis, se siente débil ante el posicionam­iento británico, rechazando una actitud más coherente y decidida.

Europa ha de tirar del orgullo propio; del orgullo de lo que ha hecho, de por qué lo ha hecho y de lo que representa en el mundo. La crisis ha originado una carrera de desconcier­tos; una política insensible de excesiva austeridad mal dirigida, nada explicada y fríamente aplicada ha provocado un distan-

Con el Reino Unido dentro o fuera, Europa deberá afrontar con valentía sus propios problemas

ciamiento de mucha gente en relación con la idea de Europa. Pero los errores no pueden poner en cuestión la necesidad de Europa y la convenienc­ia de fortalecer­la políticame­nte. Y el acuerdo regalado a Gran Bretaña no va por el buen camino. ¡Ojalá que sirva! Pero todo hace pensar que el debate seguirá vivo y que, con el Reino Unido dentro o fuera, Europa deberá afrontar con valentía sus propios problemas.

¿ Brexit o no? ¡Europa!

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