Ventaja de abstenerse
Vísperas del pleno del Congreso para celebrar la sesión de investidura del candidato Pedro Sánchez convocada el miércoles día 2 de marzo que concluirá al día siguiente, jueves día 3, con una votación que requiere mayoría absoluta, es decir, 176 escaños para que se considere otorgada la confianza de la Cámara. La cifra es inalcanzable y, conforme a las previsiones del artículo 99 de la Constitución, habrá de procederse a un nuevo pleno cuarenta y ocho horas después, es decir, el sábado día 5, donde bastaría la mayoría simple para que Sánchez resultara investido presidente del Gobierno. Las negociaciones en curso que tienen lugar en la sede del Congreso indican que el candidato socialista podría haber comprometido cerca de 150 votos favorables –los 90 del PSOE, los 40 de Ciudadanos, los 6 del PNV y otros de distintas procedencias–, que serían suficientes sólo si se diera la abstención de los 122 del Partido Popular o los 69 de Podemos.
El grupo que con su abstención hiciera posible la investidura se habría ganado una consideración ventajosa de parte del investido. Esa consecuencia debiera ser bien ponderada por los dos grupos antagónicos –PP y Podemos– en atención a sus consecuencias para toda la legislatura que a partir de ahí se iniciaría. También ambos debieran atender al castigo electoral que padecerán aquellos que hubieran de comparecer en una nueva campaña como causantes de la repetición de los comicios. Entre tanto, el programa de festejos incluye una aceleración de nuevos casos de corrupción en el campo minado del PP. Su falta de expectativas seguirá teniendo efectos fulminantes que desencadenarán el atrevimiento de cuantos calculen que sumándose a las denuncias obtendrían mejor trato del fiscal. Se trata de un sprint final bajo el síndrome de ¡sálvese quien pueda!
Lo que está descartado es que volvamos a la casilla de salida y que se le ofrezca otra vez un turno a Rajoy, después de que haya declinado la primera oportunidad que Felipe VI le encomendó. Desde aquella primera ronda de consultas en la Zarzuela el tiempo ha sido de grande inclemencia. El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP está declarado inútil total para el servicio y su partido camina con paso firme hacia la invalidez de sus siglas, sin otro horizonte que la refundación como en tantas ocasiones precedentes.