El juez ordena que psicólogos forenses examinen a las víctimas de los Maristas
Dos jóvenes explicaron ayer ante el magistrado los abusos del profesor de gimnasia
T.B. se levantó ayer “algo nervioso”. Después de tantos años de guardar silencio sobre los abusos a los que fue sometido por Joaquín Benítez, el profesor de gimnasia de los Maristas del colegio de Sants-Les Corts, debía explicar todo su sufrimiento al juez. El instructor que le escuchó a él y a otra víctima ha ordenado que se les practique un examen psicológico-forense para determinar las secuelas que les han dejado los abusos. Es el primer paso que marca cuál será el proceder del juez ante el resto de víctimas y que ya suman 17 denuncias, aunque algunas fuentes aseguran que pronto se llegará a las 20.
T.B. es el hijo de Manuel B., el padre que ha impulsado una campaña para encontrar a más víctimas de los Maristas. “Por la mañana, cuando se levantó, se arrepentía de haber puesto la denuncia”, cuenta el padre. Ante esa situación, Manuel llamó al Servicio de Atención a la Víctima del Departament de Justícia para que enviaran a un psicólogo que ayudara a su hijo a dar el paso. Y finalmente lo hizo.
Justícia dispone de una Oficina de Atención a la Víctima que ofrece ayuda y acompañamiento psicológico. En este caso, el profesional mantuvo una charla con el chico para prepararlo a afrontar la declaración ante el juez, que por experiencia saben que puede resultar traumática.
Cuando llegaron a la Ciudad de la Justicia, se le ofreció la posibilidad de que entrara al juzgado acompañado de sus padres para que lo ayudaran a testificar. T.B. lo rechazó. “Mejor que no entre ninguno de los dos. Me sentiré más a gusto. Prefiero que entre la psicóloga”, dijo. El juez lo autorizó.
El magistrado empezó el interrogatorio y T.B, a pesar de su estado de nerviosismo, fue capaz de detallar las agresiones que sufrió desde los once hasta los catorce años por parte de su profesor de gimnasia. Incluso “dio más detalles” de los que un día de 2013 se atrevió a contar a sus padres por primera vez, después de muchas jornadas de psicólogos y de buscar respuestas a un sufrimiento que le carcomía por dentro.
El juez se mostró “muy serio y distante”, a lo que la psicóloga le respondió “es un juez, tiene que ser serio, es su trabajo”. Sin embargo, T.B. contó la complicidad de su abogado, Ibán Fernández, que le guió en ese tortuoso camino de relatar todo lo que pasó pa-
Una de las víctimas necesitó el apoyo de un especialista para contar los abusos sexuales ante el instructor
ra que el juez pudiera oírlo de su propia voz. Pero T.B. aportó más datos. Tantos que, según su abogado, Benítez será acusado de más delitos. “Se le atribuirán dos delitos de agresión sexual y otro de abusos sexuales a menores”.
La declaración duró 40 minutos. T.B. acabó tocado. Su padre le protegió y salió por una parte distinta para captar la atención de la prensa y evitar que las cámaras de televisión le identificaran.
Otro exalumno de los Maristas pasó por lo mismo, y relató durante 10 minutos los abusos de Benítez.
Tras la declaración, a Manuel B. le parece bien que el juez haya ordenado que se examine psicológicamente a su hijo y vea en el estado en el que se encuentra. “Mi hijo ha ido al psicólogo durante un año y medio, aunque al final tuvo que dejarlo porque removerlo todo cada día le hacía más mal que bien”.
Mientras tanto, mantiene abierta su campaña para encontrar a más víctimas de abusos sexuales. Hasta el momento, ha recogido 57 denuncias de las cuales la mayoría afectan a “profesores de los Maristas de Sants-Les Corts y del Colegio Marista la Inmaculada”. Y asegura que ya tiene 40 testimonios que acusan directamente al profesor de gimnasia, Joaquín Benítez.