La Vanguardia

Otra señora del atardecer

La veterana Patricia Gaztañaga no ha conseguido remontar su nuevo programa ‘Cuestión de tiempo’ en La 1

- JOAQUIM ROGLAN Barcelona

Patricia Gaztañaga es una veterana de la televisión que se formó en la radio antes de ser mayor de edad. Nacida en Bilbao y crecida en Algorta, su primera escuela periodísti­ca fue en Los 40 principale­s. Con físico de vasca muy vasca, su presencia y su voz imponen, aunque su especialid­ad siempre ha sido intentar endulzar la vida y la pantalla, por dramáticas o extrañas que fuesen las experienci­as de su invitados. Especialis­ta en televisión amable, debutó en Euskal Telebista con un programa musical juvenil. Su primer triunfo fue con el magazine Ésta es mi gente, un espacio de entrevista­s a personas que contaban sus peripecias vitales o sentimenta­les. Duró varias temporadas, obtuvo buenas audiencias y Telemadrid y Canal 9 compraron el formato.

Muy popular en Euskadi, pasó a repetir su formato en Antena 3 con El diario de Patricia, que duró siete años, fue un clásico de las tardes, lideró la audiencia y llegó a celebrar las mil quinientas emisiones. Más adelante, presentó en la misma cadena No es programa para viejos, que pinchó en audiencia y desapareci­ó antes de lo previsto. Saltó luego a Cuatro, donde presentó el espacio Bodas cruzadas, basado en historias de parejas que preparaban su boda para casarse todas a la vez ante las cámaras y con el festín pagado por Cuatro. De retorno a Antena 3, condujo el reality show El marco, que sólo sobrevivió diez días. Regresó a Euskadi, también le fue mal su programa Voy a mil, y presentó Ongui etorri, en el que enseñaba casas encantador­as. En ETB condujo el programa matinal Como en casa en ningún sitio, que resistió con dignidad hasta que decidió marcharse de su casa vasca.

Patricia ha conducido ahora su nuevo programa Cuestión de tiempo en La 1. Pero los resultados no le han sido favorables. Siempre fuera del plató, había vuelto a lo suyo, que es una televisión de atardecer agradable y dulzona, aunque en los tiempos que corren puede resultar casi empalagosa. Patricia es una profesiona­l que nunca ha practicado el grito, ni ha echado leña al fuego, ni ha descendido a los bajos fondos de la telebasura, que es lo que actualment­e se lleva. Su rápida y repentina desaparici­ón de la pantalla demuestra que no corren buenas tardes para las señoras que intentan ejercer con elegancia y estilo, incluso a pesar de algunos de sus invitados.

Un atractivo de su talk show consistía en jugar con una caja del tiempo e ir a buscar personajes en la calle. Pero el problema de jugar con las cajas del tiempo es que el talk show es un género ya demasiado visto, que fue a dar a una cadena a la que se le ha parado el reloj y que Patricia poca cosa más pudo hacer contra todo ello. Entre otros motivos, porque el paso del tiempo lo destruye todo, por muy buena profesiona­l que sea. Cuenta Patricia que escuchar tantas historias humanas le ha enseñado a no juzgar. Y se nota que es mujer a la que ya no le tiemblan piernas como la primera vez que pisó un plató. En todo caso, siempre le quedarán sus negocios de gastronomí­a. Vasca, por supuesto.

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CUESTIÓN DE TIEMPO LA 1

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