La Vanguardia

Desvelados por el Barça

Wenger nunca apeó a los barcelonis­tas y Alexis se reencuentr­a con su pasado

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Londres. Enviado especial

Arsène Wenger conoce cada metro de la ciudad deportiva del Arsenal, ubicada en London Colney. La pidió, la vio nacer gracias a los millones que el Real Madrid pagó por Anelka y ha contribuid­o a su crecimient­o. Allí, bien alejado del centro de Londres, junto a diez campos de fútbol, una piscina, un gimnasio, un comedor y una residencia, es donde el druida alsaciano lleva años diseñando la fórmula de los gunners. Allí, en el lugar en el que el Barça preparó la final de Wembley del 2011, es donde el francés se ha vuelto a exprimir el cerebro para tratar de dar con la tecla porque jamás, tras más de dos décadas en los banquillos, ha conseguido eliminar al Barcelona. “Hemos de ser solidarios, defender mejor que nunca, saber sufrir porque no vamos a tener tanto el balón como otros días y ser muy eficaces ante la portería contraria. Debemos combinar la disciplina, el convencimi­ento y el control de los nervios”, recitó Wenger, todavía con acento francés y con su habitual tono de profesor.

Sabe de lo que habla, pero su sabiduría no le ha servido de mucho contra el Barcelona. Una victoria en nueve partidos. Ese es su balance. Cayó ante el dream team de Johan Cruyff cuando todavía dirigía al Mónaco, perdió contra el Barça de Van Gaal, con Luis Enrique metiendo un gol en cada partido, cedió frente al equipo de Rijkaard en la final de París del 2006 y fue apeado por el conjunto de Guardiola en dos temporadas consecutiv­as. “Creo que ahora estamos más maduros y más preparados. Las dos últimas veces que jugamos contra ellos mi equipo era más joven. Hemos de tener fe, tendremos nuestras opciones. Aunque el Barcelona es súper favorito creo que pasaremos”, avisó Wenger, de 66 años, que no esconde su admiración por el tridente. “Parece que para ellos es divertido jugar a fútbol, juegan sin presión porque son consciente­s de que para ellos es fácil. Hay una gran camaraderí­a entre los tres. El talento es suyo, trataremos de resistir de manera colectiva porque ningún rival es perfecto, aunque el Barça no está lejos de serlo. Ahora, sin Xavi, han perdido posesión de balón pero también son peligrosos si les dominas; es un sello de Luis Enrique”.

En un conjunto en el que nadie luce el dorsal 1 el origen y el final de todo es el técnico francés, que sobrevivió sin ser destituido la friolera de nueve temporadas sin levantar ningún título. Él tampoco ha querido abandonar Londres, ni siquiera teniendo a su pareja, de la que se ha separado, viviendo en Mónaco durante casi 20 años. Las dos últimas FA Cup le han permitido reverdecer laureles y reivindica­rse un poco en el aspecto deportivo. Porque como experto en economía Wenger ha dado buenos réditos a su club, entre otras razones porque no habrá tenido mucho éxito ante el Barça pero le ha vendido a precio de lujo a una pléyade de futbolista­s que luego han mostrado un rendimient­o irregular, en general. Overmars, Petit, Van Bronckhors­t, Henry, Hleb, Cesc, Song y Vermaelen. Una riada de millones para el Arsenal y muchas noches de insomnio para los barcelonis­tas.

En cambio, quien hizo el camino contrario fue Alexis Sánchez, que se medirá por primera vez con sus excompañer­os. Tras una primera temporada en que brilló, marcó goles clave y fue elegido mejor jugador de su equipo, el tocopillan­o, querido en el vestuario del Barça, anda últimament­e renqueante. Una lesión frenó su progresión durante dos meses y en su regreso no ha recuperado el tino, con un gol los últimos seis partidos y una actuación mediocre frente al Leicester que mereció el calificati­vo de “peor” encuentro del chileno en Inglaterra. Está haciendo recordar a aquel delantero que a veces desesperab­a en el Estadi. Pero por motivación no será. Querrá demostrar que tenía sitio en el Barça y Wenger suele mimarlo. “Su juego se basa en el riesgo y cuando está totalmente enchufado es muy peligroso. No se preocupen, contra el Barça estará enchufado”, dijo el técnico. Ambos persiguen un objetivo especial, sacarse una espina con los colores barcelonis­tas.

EL RECONOCIMI­ENTO “Ningún rival es perfecto, pero el Barcelona no está lejos de serlo”, admite el técnico alsaciano

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GLYN KIRK / AFP Alexis Sánchez golpeando un balón durante el entrenamie­nto de ayer del Arsenal en su ciudad deportiva

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