El bolero británico

El locuaz alcalde de Londres, Boris Johnson, es abordado a diario por la prensa desde que declaró que hará campaña en contra de que el Reino Unido continúe en la UE. Johnson se desplaza en bicicleta, así que es fácil acceder a él en su itinerario entre su casa en Islington y la Cámara de los Comunes. El popular mayor quiere disputarle el liderazgo a Cameron en el Partido Conservador para después sustituirle en el 10 de Downing Street, y ha encontrado en el referéndum del 23 de junio el trampolín perfecto. Mientras el primer ministro ha explicado que el acuerdo alcanzado con Bruselas supone “el mejor de los dos mundos” (mantenerse en la UE sin atarse de manos al euro y al acuerdo de Schengen), al alcalde londinense sólo le falta decir de los europeos aquello que Winston Churchill sostenía de los estadounidenses: “Su papel higiénico es demasiado fino y los periódicos son demasiado gruesos”.

Leyendo la prensa británica se percibe el gran debate de la sociedad del Reino Unido. “Vote leave, take control” (vote irse, tome el control), proclama el UKIP. “Britain stronger in Europe” (Gran Bretaña será más fuerte en Europa) replica una campaña por el sí financiada por la banca de inversión. Entre los argumentos para apoyar el sí figura incluso el fútbol: Karren Brady, vicepresidenta del West Ham y miembro de la Cámara de los Lores, ha enviado cartas a los equipos de la Premier advirtiendo del desastre del Brexit, pues sería difícil atraer a futbolistas extranjeros e incluso retener a los foráneos.

Muchos confían en el sentido común británico, pero es evidente que la salida de la crisis ha supuesto salarios más bajos en determinadas capas de la sociedad por el aumento de la inmigración, y eso favorece los discursos antieuropeos. Cameron ha tenido que declarar que no ama a Bruselas, sino al Reino Unido. Debe de creer en aquel bolero que dice que no se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco.