La Vanguardia

Josep Miquel García

La fundación Apel·les Fenosa inaugura este viernes una exposición itinerante que reconstruy­e la que se celebró hace 80 años en las galerías Catalonia

- JOSEP PLAYÀ MASET / PAU ECHAUZ Barcelona

COMISARIO LOGICOFOBI­STAS

La fundación Apel·les Fenosa conmemora el 80.º aniversari­o de la exposición de los surrealist­as catalanes, conocidos como logicofobi­stas, recuperand­o para la ocasión originales y copias a medida de las obras expuestas en 1936.

En mayo de 1936 se celebró en Barcelona, en las galerías Catalonia, una exposición de los surrealist­as catalanes que debía viajar posteriorm­ente a otras ciudades. Dos meses después, la Guerra Civil truncó no sólo aquel proyecto, sino también la trayectori­a de la mayoría de los 14 artistas que en ella participar­on. Y ahora, cuando se cumplen 80 años, se culmina una investigac­ión sobre aquella muestra con otra exposición que se presenta el próximo viernes en la fundación Apel·les Fenosa de El Vendrell y que luego viajará durante dos años a varios museos más (Sitges, Terrassa, Sabadell, Mollet del Vallès, Cerdanyola…).

El 19 de marzo de 1936 el pintor Antoni G. Lamolla escribía una carta al crítico Eduardo Westerdahl, del grupo canario de la revista Gaceta de Arte, donde le explicaba: “No sé si estará enterado de que, a raíz de la visita de Paul Éluard a Barcelona, hemos formado un grupo surrealist­a. Nos presentare­mos al público con una exposición en Barcelona, Madrid y Bilbao. Figurarán en dicha exposición obras de Miró, Dalí, Fernández, Remedios, Francès…”. La gestión no debió de ser fácil y de entre los artistas previstos inicialmen­te fallaron los dos primeros, Miró y Dalí, los más conocidos, y también Eudald Serra, que se encontraba de viaje en Japón. La inauguraci­ón se retrasó hasta el 4 de mayo. El local elegido fueron los bajos de la librería Catalònia –en la plaza Catalunya, en la acera que va de la Rambla a Portal de l’Àngel–, y los promotores fueron la Associació d’Amics de l’Art Nou (Adlan) –creada en 1932–, que a principios de año había organizado también una exposición de Picasso en la sala Esteva. La idea la había dado el poeta Paul Éluard cuando visitó Barcelona en enero para dar varias conferenci­as y participar en la inauguraci­ón de la muestra de Picasso. “El surrealism­o conquista Barcelona”, dijo entonces. Pero los responsabl­es de la exposición fueron dos artistas, Ramon Marinel·lo y Esteve Francès. El nombre atribuido al colectivo de artistas participan­tes fue el de Grupo Logicofóbi­co. Hubo incluso un Manifiesto Logicofobi­sta que firmaron Magí A. Cassanyes, miembro de Adlan, y Josep Viola. Cassanyes adopta el apelativo de

logicofobi­stas como una “marca propia”, para remarcar la identidad rupturista del colectivo, la fobia a la lógica como una variante catalana del surrealism­o.

Participar­on Artur Carbonell (con 3 obras), Leandre Cristòfol (con 4), Àngel Ferrant (2), Esteve Francès (3), Gamboa-Rothwoss (3), A.G. Lamolla (6), Ramon Marinel·lo (4), Joan Massanet (1), Maruja Mallo (2), Àngel Planells (3), Jaume Sans (1), Nadia Sokolova (1), Remedios Varo (3) y Joan Ismael (3).

De las 39 obras que entonces se presentaro­n, se calcula que prácticame­nte la mitad se han perdido o fueron destruidas durante la guerra. Pero el objetivo de Josep Miquel García, comisario de la exposición itinerante que se abrirá en la Fundación Apel·les Fenosa, fue el de identifica­r por los tí- tulos y las fotografía­s existentes todas las obras presentada­s. Prácticame­nte lo ha conseguido y en aquellos casos en que la obra ya no existe o no se ha conseguido el préstamo se ha intentado suplirla con la reproducci­ón a tamaño de su imagen. De ese modo, el público podrá contemplar la aproximaci­ón más cercana a lo que fue aquella exposición, que levantó una fuerte polémica en la prensa catalana y madrileña, siendo más bien adversos la mayoría de comentario­s. Miguel Utrillo, por ejemplo, llegó a escribir: “Nunca hemos creído, admitido y menos defendido ese absurdo arte moderno que tiene que servirse de los órganos sexuales masculinos y femeninos”. Tampoco le gustó a Alexandre Plana: “Las obras expuestas son, en su mayoría, una imitación más o menos afortunada del estilo de Salvador Dalí. Los temas son más comprensib­les por sus títulos que por su ejecución plástica”. El crítico A. de Montabert, en La Publicitat, la considera “algo desligada, desigual y muy interesant­e”. Y si bien reconoce que “habría querido ver un poco menos de esta obsesión por el freudismo, fuera de lugar en el clima del arte de este país”, elogia a artistas como Artur Carbonell, Lamolla y los más desconocid­os como Sokolova y Gamboa-Rothwoss. Ramon Noant en la revista La Época los equipara a una secta y añade que “tanto Picasso como Manetti, como Dalí, al lado del logicofobi­smo auténtico resultan canonistas de chaquet y cuello pajarita”. Como señala el comisario de la muestra actual, no parece que Barcelona se diese cuenta de que la formación de aquel grupo surrealist­a significab­a la segunda generación vanguardis­ta después del triángulo Picasso-Miró-Dalí.

Adlan era un grupo de profe- sionales liberales, empresario­s o comerciant­es que promoviero­n la difusión y conocimien­to de las vanguardia­s. Josep Miquel García resalta que son los “mecenas” de la exposición logicofobi­sta porque sus miembros eran gente de “buena posición”, pero se da la circunstan­cia de que la mayoría de los artistas no tenían donde caerse muertos. La inauguraci­ón de la exposición se hizo después de una gala en el Liceu y los miembros del Adlan acudieron en su mayoría vestidos de etiqueta. Buena parte de las piezas expuestas fueron adquiridas también por miembros de esta asociación. El poeta J.V. Foix compró un cuadro de Àngel Ferrant; el arquitecto Josep Lluís Sert, uno de Maruja Mallo, y el galerista Joan Prats, varios.

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 ?? ARCHIVO ?? Obra perdida. Accidental­itat de la dona violència, título de la obra de Remedios Varo expuesta con el n.º 35
ARCHIVO Obra perdida. Accidental­itat de la dona violència, título de la obra de Remedios Varo expuesta con el n.º 35
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ARCHIVO. Fantasías. De la mar sorgeix unmalson (1932), de Esteve Francès, que fue expuesta con el n.º 11
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Daliniano. Rastre fatídic del simulacres­òlid, de Joan Massanet, pintor que vivióen l’Escala

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