Las grandes empresas británicas se movilizan para seguir en la UE
Cameron logra que 200 compañías anticipen un desastre en caso de ‘Brexit’
El primer ministro británico, David Cameron, no se quita el mono de trabajo desde que este fin de semana anunció el referéndum del 23 de junio para que el Reino Unido decida su futuro dentro o fuera de la UE. Con la mitad de su partido en clara oposición a seguir siendo socio de la Unión, el líder conservador movilizó ayer a la flor y nata del empresariado. Su oficina organizó una carta de apoyo que firmaron 200 empresarios y que publicó The Times.
“Las empresas –dice la carta– necesitan el acceso sin restriccio- nes a un mercado europeo de 500 millones de personas para seguir creciendo, invirtiendo y creando empleos (...). Creemos que una salida de la UE desalentaría la inversión, amenazaría los empleos y pondría en riesgo la economía”.
Entre los firmantes están los directores generales de 36 de las 100 empresas que cotizan en el índice FSTE 100. La lista incluye a los máximos responsables de Airbus UK, British Telecom, Vodafone, Easyjet, Ryanair, Goldman Sachs, HSBC, Rio Tinto, Roll Royce, Siemens, British Petroleum, Burberry, Virgin Media y los directores de los aero- puertos de Heathrow y Gatwick.
Las ausencias más destacadas son las de Barclays y Tesco, principal cadena de grandes superficies en Gran Bretaña.
Cameron insistió en que salir de la UE “causará una gran incertidumbre en los negocios”. Explicó que una salida ordenada llevaría por lo menos un par de años, tiempo durante el cual los acuerdos comerciales del Reino Unido estarían en el limbo.
Los empresarios, que representan a compañías de todos los sectores de la economía y con cientos de miles de empleados, opinan que Cameron ha arranca- do un buen acuerdo en Bruselas para que el Reino Unido no tenga que irse. Entre las mejoras destacan que a partir de ahora se podrá reducir la burocracia, profundizar en el mercado único y buscar nuevos tratados internacionales de comercio. El que se está negociando con EE.UU. –el TTIP– es para ellos crucial. La Confederación de la Industria Británica, patronal que agrupa a 190.000 empresas, también salió ayer en apoyo de permanecer dentro de la UE. Dijo en un comunicado que las reformas acordadas entre Londres y Bruselas son “un gran paso hacia delante”.
Al frente de los detractores, los que defienden salir de la UE, está el alcalde de Londres, Boris Johnson, que también hace campaña sin parar. Ayer volvió al ataque con un argumento que muchos británicos suscriben. Recordó la presión de los empresarios para que el Reino Unido se uniera al euro. Auguraron lo peor para sus compañías si se mantenía la libra. Pero, como destacó Johnson, tomar esta decisión evitó al Reino Unido la crisis de la moneda única.
La libra recuperó ayer parte de la estabilidad perdida a raíz de la incertidumbre que levanta la consulta del 23 de junio. Su fluctuación en los mercados, en todo caso, afecta al euro. Varios analistas recordaron que las dos monedas tienen tantos intereses en común que es imposible que una no afecte a la otra. “Si se mantiene el riesgo elevado de un Brexit, el euro sufrirá las consecuencias”, vaticinó Daragh Maher, jefe de estrategia monetaria en el HSBC, el primer banco de Europa. “No será tanto como la libra, pero sí en la misma dirección. El Brexit es un telón de fondo para el euro”.
El Banco de Inglaterra, por su parte, prepara planes de contingencia de cara al impacto que el posible Brexit tendría en la economía y el sistema bancario. El gobernador Mark Carney señaló que no sería inteligente revelar los detalles de este plan, pero adelantó que el próximo 8 de marzo presentará ante el Comité del Tesoro del Parlamento su evaluación sobre las consecuencias de una salida de la UE. Ayer, ante el mismo comité, admitió que el fuego cruzado entre los partidarios y los detractores de la Unión, con argumentos diversos sobre las consecuencias económicas, son un lastre para la libra.
Los agricultores, por el contrario, muy castigados por el invierno y los bajos precios, se frotan las manos ante la perspectiva de una devaluación.
Johnson recuerda las presiones de la industria para entrar en el euro y lo acertado de mantener la libra