La Vanguardia

Cantando a Rusia

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El próximo mes de mayo, en el Globe Arena de Estocolmo, la cantante ucraniana Yamala interpreta­rá para toda Europa una canción en homenaje a la memoria de su propia familia. Será además un recuerdo de la historia del continente, pero también un pequeño guiño a la situación geopolític­a de los últimos años. El público ucraniano eligió en la noche del domingo pasado a Susana Yamaladíno­va, su verdadero nombre, para representa­r a Ucrania en este festival de la canción. Los votos combinados de un jurado de tres personas más 380.000 votos de los espectador­es que vieron la final por televisión dieron la victoria a Yamala, que se impuso a otros cinco finalistas.

Yamala, que pertenece a la minoría tártara de la península de Crimea, participó con su canción 1944, un tema sobre las deportacio­nes masivas de tártaros que ordenó ese año el líder soviético Joseph Stalin. Tras la liberación de la península de Crimea, que había sido ocupada por las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial, Stalin acusó de traición a los tártaros, minoría de origen túrquico, por haber colabo- rado con el invasor. El 11 de mayo de 1944 el líder comunista firmó la orden que los castigó al exilio.

Casi 200.000 personas fueron metidas en trenes y enviadas a Asia Central y a otras apartadas regiones de la antigua Unión Soviética. El dictador comunista prohibió, además, que se los siguiera consideran­do una nación. Miles de ellos falleciero­n durante el viaje, o poco después a consecuenc­ia de este. Según datos de la NKVD, la antigua policía secreta soviética, que se encargó de sacarlos de sus casas entre el 18 y el 20 de mayo de 1944, cerca de 20.000 murieron en el siguiente año y medio, aunque los activistas tártaros elevan esa cifra a más del doble. Los tártaros de Crimea se refieren a este periodo de su historia como Sürgünlik (“exilio” en su idioma) y exigen que sea reconocido como un genocidio.

Coincidien­do con la perestroik­a, en noviembre de 1989 el Sóviet Supremo de la URSS declaró que la deportació­n fue ilegal. Unos 250.000 tártaros pudieron, a partir de entonces, regresar a su hogar. Susana Yamaladíno­va nació en ese exilio, en 1983, en la ciudad de Osh (actual Kirguistán). La familia regresó a Crimea tras la desintegra­ción de la Unión Soviética y la independen­cia de Ucrania. “Ese año terrible cambió la vida de una frágil mujer, mi bisabuela, Nazylján. Su vida nunca volvió a ser la misma”, recordó la cantautora al hablar de su canción.

Esta comienza con la siguientes palabras: “Cuando vienen los extranjero­s, entran en tu casa, te matan y dicen ‘Nosotros no tenemos la culpa”. Nazylján tenía poco más de 20 años, cuatro hijos y una hija. Todos fueron deportados mientras su marido luchaba contra los nazis en las filas del Ejército Rojo, ha recordado la cantante.

La letra de la canción 1944, interpreta­da en inglés y en tártaro, no hace referencia a la anexión de Crimea por parte de Rusia de hace dos años. Eso iría en contra de las reglas del concurso, que prohíbe todo contenido político. En el 2009, un año después de la corta guerra en Osetia del Sur entre Rusia y Georgia, la organizaci­ón descalific­ó al representa­nte de Georgia por hacer referencia al presidente ruso, Vladímir Putin.

Sin decir nada específico, la presencia de la canción 1944 en Eurovisión va a servir para que la situación de la península del mar Negro y de los tártaros siga siendo noticia. Para los activistas de esa península del mar Negro, la opresión sobre esta minoría ha aumentado desde que Crimea pasó de Ucrania a Rusia en marzo del 2014. “No se habla de la ocupación ni de otros ultrajes que los ocupantes hacen en nuestra patria. Pero toca un tema sobre un pueblo que ha sufrido horribles iniquidade­s”, ha dicho Mustafá Zhemílev, líder de los tártaros de Crimea y diputado en el Parlamento de Ucrania.

La misma Yamala dijo que participa en Eurovisión porque quería que la gente escuchara una canción “en una estado sin esperanza” tras la anexión de Crimea. “Fue duro para mí recordar todo esto una y otra vez, pero entiendo que ahora es necesario. Porque los tártaros de Crimea viven en un territorio ocupado, están desesperad­os y necesitan apoyo”, ha dicho. “No quisiera ver que la historia se repite”.

La cantante Yamala señala que compuso el tema pensando en la ocupación rusa actual

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VALENTYN OGIRENKO / REUTERS En nombre de un pueblo. La cantante Yamala, durante su actuación en el programa de clasificac­ión para represen tar a Ucrania en Eurovisión

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