La Vanguardia

Gran Centro

- Enric Juliana

El Gran Centro va tomando forma. Un renzismo español, con posibles resonancia­s de Manuel Valls. Todavía precario. Todavía sin los votos suficiente­s. Hoy, 131 diputados. Camisa blanca, buena planta, menos de cuarenta y cinco años, atrevimien­to, lectura constante de las encuestas, gestión al minuto de las redes sociales, programas moldeables, empatía, buena relación con el empresaria­do y ninguna propuesta que Bruselas y Berlín no puedan acabar de digerir.

Italia tiene a Matteo Renzi, que siempre va como una moto. Francia tiene a Manuel Valls, que sabe declarar estados de excepción. España podría tener un Gran Centro proindivis­o si Mateo Sánchez y Mateo Rivera logran cosechar más apoyos en los próximos días, aunque no hemos de descartar una investidur­a en dos fases. Primera prueba la semana que viene. Segundo estirón antes del 2 de mayo, cuando nadie tenga claro –especialme­nte el Partido Popular– qué se puede ganar con la repetición de las elecciones.

Ciudadanos intentará neutraliza­r ahora el voto negativo del Partido Popular. Y el PSOE mirará de estrangula­r el campo de maniobra de Podemos, con la táctica envolvente iniciada hace unas semanas. El viejo juego chino del go: ganar terreno y cercar al adversario. (No perdamos nunca de vista que para el PSOE, Podemos es hoy el más inquietant­e adversario.)

Los de Pedro Sánchez intentarán cerrar un acuerdo con el Partido Nacionalis­ta Vasco (seis diputados), muy alérgico al pensamient­o Ciudadanos, pero necesitado de una buena relación con los socialista­s para disponer de un posible socio después de las elecciones en Euskadi el próximo otoño. Las cuatro diputacion­es forales (País Vasco y Navarra) parecen a salvo del principio de acuerdo entre Sánchez y Rivera para eliminar las diputacion­es provincial­es, pero los de Sabin Etxea se hallarán hoy en estado de alerta. Los socialista­s seguirán mimando a Izquierda Unida (dos diputados), necesitada de auxilios después del batacazo del 20-D. Y pueden tener alguna dificultad para atraer a Compromís (cuatro diputados), puesto que los valenciani­stas tampoco congenian con Ciu- dadanos y su idea de España.

Si Mariano Rajoy mantiene el voto negativo –que lo mantendrá–, la llave de la investidur­a la siguen teniendo los partisanos de Podemos, a los que se les ofrecerá algo y se les conminará a elegir entre el Gran Centro y Barrabás. Entre el cambio moderado o dos meses más de gobierno en funciones del Partido Popular abollado por los escándalos. Es una estrategia inteligent­e la del Gran Centro.

La clave es el debilitami­ento del PP desde las detencione­s en Valencia el pasado 27 de enero. Ciudadanos le ha perdido miedo a la repetición electoral y ha decidido jugar fuerte. Esa es la principal novedad.

Sánchez le está sacando un excelente partido a la iniciativa cedida por Rajoy, pero la fuerte basculació­n hacia la zona naranja le puede acarrear problemas si no logra la investidur­a la semana que viene.

Una vez creada la cápsula del Gran Centro, alguien podría sugerir, entre marzo y abril, que la pilote otro dirigente político que no sea Sánchez, ni pertenezca al PSOE, con el apoyo activo o pasivo del PP. El Gran Centro puede adquirir vida propia y escapar al control del eficiente equipo negociador socialista.

El pacto PSOE-C’s pasa a dominar el centro del tablero, pero puede deparar sorpresas a Sánchez

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JAVIER LIZÓN / EFE Pedro Sánchez y Albert Rivera, en una reunión en el Congreso
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