Torres se escuda en la Zarzuela para eludir sus responsabilidades en Nóos
El exsocio de Urdangarin argumenta que el Instituto cumplió con la legalidad
Fiel a su estrategia y a la línea argumental que ha defendido siempre, Diego Torres sigue proclamando la legalidad de las actividades que desplegó junto a Iñaki Urdangarin dentro del Instituto Nóos. El otrora socio del marido de la infanta Cristina no se ha movido ni un ápice de su planteamiento y, pese al paso de los años, sigue cimentando su defensa sobre los dos mismos ejes. Por una parte, elude responsabilidades y atribuye a su cuñado, Miguel Tejeiro, la gestión en exclusiva de to- do lo relativo a finanzas y tributos en todas sus empresas y sociedades y , por otra, traslada a la Casa del Rey la supuesta supervisión de las cuentas de Nóos.
En este sentido, durante su declaración ayer en la tercera semana del juicio oral que mantiene en el banquillo a 17 acusados, entre ellos Urdangarin y la hermana del rey Felipe, Torres utilizó de nuevo a la Corona como escudo de los hechos juzgados. Señaló a José Manuel Romero, conde de Fontao, abogado y asesor de don Juan Carlos, como la persona que supervisaba las cuentas de Nóos. A preguntas del fiscal anticorrup- ción, Torres detalló que Miguel Tejeiro, en calidad de secretario del Instituto Nóos, se reunía con el conde de Fontao para rendirle cuentas de manera periódica. Además, “cada año, al llegar el mes de junio, el señor Tejeiro se reunía con un alto funcionario de Hacienda”, por indicaciones de la Zarzuela, “para que revisara las declaraciones de impuestos y se las aprobara”.
Con la misma contundencia y sin que el fiscal le preguntara, Diego Torres aprovechó la primera ocasión que tuvo para introducir en su declaración al rey Juan Carlos, al explicar que su amiga Co- rinna Sayn-Wittgenstein propuso a Iñaki Urdangarin la creación de una estructura financiera en Gran Bretaña para cobrar distintos proyectos internacionales, cuestión de la que, según Torres, don Juan Carlos supo por ser uno de los destinatarios de un correo electrónico en el que se hacía mención a esa propuesta. Diego Torres quedó, al parecer, desconcertado con ese correo, y ayer afirmó que se negó por completo. “Desde Nóos le dijimos que ni en broma. No estábamos ocultando nada y nuestra intención era canalizar proyectos deportivos”.
La firmeza con la que Torres in- sistió ayer en implicar a la Casa Real, que desde que se inicio el proceso ha sido la estrategia marcada por su abogado defensor, fue proporcional a la forma en que la sorteó las preguntas del fiscal Horrach e intento desligarse de sus responsabilidades en el Instituto Nóos. De este modo el exsocio de Iñaki Urdangarin marcó distancias con las cuentas bancarias que el Instituto Nóos poseía en el extranjero y que, de acuerdo con la tesis del fiscal, formaban parte de todo el entramado societario creado para blanquear capitales. Así, únicamente atribuyó el origen de una cuenta en Luxemburgo al trasvase de unos ahorros que tenía en Andorra por su trabajo como consultor. “Hice una formación para la Banca Privada de Andorra, estuve trabajando en Andorra en los 90 y transferí todos los fondos a un lugar que me parecía más seguro, Luxemburgo, que no es un paraíso fiscal”. Torres cargó contra su cuñado Miguel Tejeiro, quien según señaló, se ocupaba de sus asuntos financieros. Se da la circunstancia de que Tejeiro ha sido apartado de la causa tras la retirada de la acusación por parte de Manos Limpias y declarará como testigo y no como acusado.
En relación con la trama valenciana, Diego Torres desvinculó al expresidente Francisco Camps, aunque apuntó al exvicesecretario de Estudios del PP y exconseller de la Generalitat Valenciana Esteban González Pons. Nóos cobró de la administración autonómica valenciana, casi 400.000 euros por las negociaciones de Juegos Europeos, que nunca llegaron a celebrarse. Diego Torres, que compareció durante todo el día de ayer y lo seguirá haciendo hoy, hizo una declaración formalmente obsequiosa con el Tribunal sin salirse de un guión basado en la integridad de su trabajo y en la creencia de que la Zarzuela garantizaba la excelencia de la gestión del Instituto Nóos.
Miguel Tejeiro, que ha pasado de acusado a testigo, señalado como responsable de la gestión económica