El Langui la lía para subir al autobús
El músico y actor, ganador de dos Goya, se rebela ante la negativa a dejarle acceder al transporte público con su silla de ruedas
Los animales pueden subir y viajar” en los medios de transporte público, pero “algunas personas no”. “Seguiré parando autobuses hasta que todas las flotas interurbanas sean accesibles”. Así se manifestaba Juan Manuel Montilla, el Langui, actor, compositor y rapero, en las redes sociales tras impedirle un conductor subir al autobús de la línea 412 que une Madrid y San Martín de la Vega con su silla motorizada. El Langui no lo entendía: llevaba ocho años haciendo el mismo viaje en la misma silla homologada y subvencionada por la Comunidad de Madrid, precisamente la administración que dirige el Consorcio Regional de Transportes, y por tanto los autobuses interurbanos, como el de la línea 412.
¿A qué venía esta negativa? Según el conductor, acababa de recibir un watsap de su empresa informando de que por seguridad no podían acceder las sillas moto- rizadas. Al parecer, no hacía mucho, una persona en silla de ruedas tuvo un incidente cuando el autobús frenó y de ahí la negativa. El Langui cree que es un sinsentido, ya que con frecuencia ocurren caídas y golpes por maniobras bruscas y no por ello se impide el acceso a los pasajeros.
Este artista, que en el 2009 se hizo con dos Goya (al mejor actor revelación y a la mejor canción por la película El truco del manco), no se conformó con las explicaciones del empleado de la empresa La Veloz, como no lo ha hecho desde el momento en el que nació con una parálisis cerebral. Y presentó batalla. Ni corto ni perezoso se colocó delante del autobús, impidiéndole seguir camino sin él... durante muchos minutos.
Esto ocurrió el viernes 19 de febrero y desde entonces el Langui no ha cesado de pedir explicaciones al Consorcio de Transportes, que esgrime cuestiones como que las plataformas de los autobuses tienen impedimentos en levantar estas sillas motorizadas, mientras reconoce que algunos autocares de la flota no están lo suficientemente adaptados en cuanto a su espacio interior.
Explicaciones que no convencen al actor, quien hasta hace dos días podía montar en el bus. Así que el lunes 22 volvió a intentar viajar a Madrid. De nuevo, el conductor se negó, esgrimiendo que la normativa se lo impedía. Y el Langui volvió a ponerse en medio de la calzada impidiendo el paso del autocar.
Su acción ha suscitado la adhesión popular, principalmente de los colectivos de personas con movilidad reducida. Asociaciones como Cermi o Famma ponen de manifiesto la discriminación que existe hacia ellos por falta de voluntad política. Un ejemplo es lo que ocurre con el transporte interurbano: cada empresa impone sus propias normas de acceso a este colectivo, ante la falta de regulación por parte del Consorcio de Transportes.
Por su proyección pública, el Langui ha conseguido con su acto rebelde llamar la atención de la opinión pública y de los responsables políticos. Por lo pronto, habrá reunión entre el Consorcio y las asociaciones de discapacitados, a la que está invitado el actor. Y se prepara recogiendo en las redes testimonios de personas en su misma situación.
Y es que, como señala el Observatorio de la Discapacidad Física, un 81% de los ciudadanos españoles con diversidad funcional física asegura que encuentra barreras a la hora de salir de casa. De estos un 27% asegura que sale menos de lo que le gustaría por falta de confianza, un 22% por la falta de transporte adecuado y un 20% lo atribuye a las condiciones de salida de la vivienda.
El conductor impidió al actor subir con su silla motorizada al bus, pese a que llevaba haciéndolo ocho años