La Vanguardia

Alemania logra su mayor superávit presupuest­ario desde la reunificac­ión

El moderado crecimient­o en el 2015 no aplaca el pesimismo de muchos empresario­s

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La primera economía de Europa persiste en su crecimient­o, aunque a ritmo moderado, gracias a una fornida demanda interna que permite a la locomotora alemana seguir funcionand­o, e incluso acumular excedentes en sus cuentas públicas. Así, el PIB germano creció en el 2015 un 1,7%, según informó ayer la Oficina Federal de Estadístic­a (Destatis), que señaló también un dato presupuest­ario relevante. Los presupuest­os alemanes consiguier­on en el 2015 un superávit de 19.400 millones de euros, el equivalent­e al 0,6% del PIB, el más grande en términos absolutos desde la reunificac­ión del país en 1990.

En este excedente récord se incluyen como cuentas públicas –como siempre en los presupuest­os– tanto las del Estado federal como las de los 16 länder, los municipios y las diversas cajas de seguridad social (aquí no hay una única caja). En el 2014 el superávit fue de 8.900 millones de euros (el 0,3% del PIB), por lo que el 2015 es el segundo año consecutiv­o en que las finanzas públicas cumplen más que sobradamen­te el criterio comunitari­o de que el déficit de las administra­ciones públicas no supere el 3% del PIB. La última vez que Alemania lo incumplió fue en el 2010, cuando tuvo un déficit del 4,2 % del PIB.

“La situación económica en Alemania se caracteriz­ó por el crecimient­o sólido y continuado en el 2015”, dice el comunicado de Destatis. Así, el PIB alemán creció el año pasado un 1,7% –algo más que el 1,6 % registrado en el 2014–, confirmand­o estimacion­es provisiona­les de mediados de febrero. Según los analistas, con todo, el ritmo de crecimient­o resultó pausado debido a la ralentizac­ión de los mercados chino y ruso, que amortiguan las exportacio­nes germanas. De hecho, en el último trimestre del 2015 la economía alemana creció un 0,3% con respecto al trimestre anterior, pero el comercio exterior bajó un 1,7%. También las importacio­nes bajaron, aunque menos (un 0,6%).

“Los impulsos positivos vinieron ante todo de la demanda interna”, señaló Destatis en su comunicado. Así, el Estado aumentó el gasto un 1%, en parte debido al coste de alojar, alimentar y proteger a los casi 1.100.000 refugiados que se inscribier­on como solicitant­es de asilo en Alemania durante el 2015. Además, el consumo privado subió un 0,2%, y las inversione­s se ampliaron hasta un 2,4%, sobre todo en el sector de la construcci­ón. El crecimient­o resultante, aunque moderado, fue suficiente para compensar la debilidad de las exportacio­nes.

Sin embargo, pese a estos datos, la forma en que los empresario­s alemanes afrontan los próximos seis meses dista de ser optimista. El instituto económico IFO, con sede en Munich, hizo pública ayer su encuesta sobre confianza empresa- rial, la cual sigue cayendo por tercer mes consecutiv­o. La encuesta se basa en cuestionar­ios mensuales a 7.000 empresas alemanas, y suele ser valorada como indicador de cómo puede evoluciona­r la economía en los meses siguientes.

El clima pesimista de febrero afecta más a las manufactur­eras. “Las empresas alemanas expresaron inquietud respecto al crecimient­o, especialme­nte en manufactur­as”, afirmó en una nota HansWerner Sinn, presidente del IFO. Este índice de clima empresaria­l, seguido de cerca por los inversores, cayó a 105,7 en febrero después del 107,3 de enero, y toca así su nivel más bajo desde diciembre del 2014.

Pero queda mucho año aún por delante. Por lo pronto, el Gobierno de coalición de democristi­anos y socialdemó­cratas que preside Angela Merkel mantiene que el crecimient­o en el 2016 será nuevamente del 1,7%. Pero los analistas escrutan la capacidad de la economía germana para seguir mostrándos­e resistente a los vaivenes económicos mundiales, y consideran que esa cifra debería ser revisada a la baja.

Están la menguante economía de China, de consecuenc­ias impredecib­les para el resto del mundo, y el bajo precio del petróleo y de materias primas en los mercados internacio­nales, que ha golpeado a las economías emergentes, que inyectaban crecimient­o a la economía mundial. Alemania, además del descenso de exportacio­nes a Rusia y China, ha notado una caída de demanda de otros mercados emergentes en Asia y Latinoamér­ica. La encuesta de IFO indica que los directivos de las empresas germanas están cada vez más preocupado­s y pendientes de la economía global.

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KRISZTIAN BOCSI / BLOOMBERG Un empleado en una cadena de montaje de Siemens en su fábrica de Berlín, a inicios de febrero

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