Alemania logra su mayor superávit presupuestario desde la reunificación
El moderado crecimiento en el 2015 no aplaca el pesimismo de muchos empresarios
La primera economía de Europa persiste en su crecimiento, aunque a ritmo moderado, gracias a una fornida demanda interna que permite a la locomotora alemana seguir funcionando, e incluso acumular excedentes en sus cuentas públicas. Así, el PIB germano creció en el 2015 un 1,7%, según informó ayer la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que señaló también un dato presupuestario relevante. Los presupuestos alemanes consiguieron en el 2015 un superávit de 19.400 millones de euros, el equivalente al 0,6% del PIB, el más grande en términos absolutos desde la reunificación del país en 1990.
En este excedente récord se incluyen como cuentas públicas –como siempre en los presupuestos– tanto las del Estado federal como las de los 16 länder, los municipios y las diversas cajas de seguridad social (aquí no hay una única caja). En el 2014 el superávit fue de 8.900 millones de euros (el 0,3% del PIB), por lo que el 2015 es el segundo año consecutivo en que las finanzas públicas cumplen más que sobradamente el criterio comunitario de que el déficit de las administraciones públicas no supere el 3% del PIB. La última vez que Alemania lo incumplió fue en el 2010, cuando tuvo un déficit del 4,2 % del PIB.
“La situación económica en Alemania se caracterizó por el crecimiento sólido y continuado en el 2015”, dice el comunicado de Destatis. Así, el PIB alemán creció el año pasado un 1,7% –algo más que el 1,6 % registrado en el 2014–, confirmando estimaciones provisionales de mediados de febrero. Según los analistas, con todo, el ritmo de crecimiento resultó pausado debido a la ralentización de los mercados chino y ruso, que amortiguan las exportaciones germanas. De hecho, en el último trimestre del 2015 la economía alemana creció un 0,3% con respecto al trimestre anterior, pero el comercio exterior bajó un 1,7%. También las importaciones bajaron, aunque menos (un 0,6%).
“Los impulsos positivos vinieron ante todo de la demanda interna”, señaló Destatis en su comunicado. Así, el Estado aumentó el gasto un 1%, en parte debido al coste de alojar, alimentar y proteger a los casi 1.100.000 refugiados que se inscribieron como solicitantes de asilo en Alemania durante el 2015. Además, el consumo privado subió un 0,2%, y las inversiones se ampliaron hasta un 2,4%, sobre todo en el sector de la construcción. El crecimiento resultante, aunque moderado, fue suficiente para compensar la debilidad de las exportaciones.
Sin embargo, pese a estos datos, la forma en que los empresarios alemanes afrontan los próximos seis meses dista de ser optimista. El instituto económico IFO, con sede en Munich, hizo pública ayer su encuesta sobre confianza empresa- rial, la cual sigue cayendo por tercer mes consecutivo. La encuesta se basa en cuestionarios mensuales a 7.000 empresas alemanas, y suele ser valorada como indicador de cómo puede evolucionar la economía en los meses siguientes.
El clima pesimista de febrero afecta más a las manufactureras. “Las empresas alemanas expresaron inquietud respecto al crecimiento, especialmente en manufacturas”, afirmó en una nota HansWerner Sinn, presidente del IFO. Este índice de clima empresarial, seguido de cerca por los inversores, cayó a 105,7 en febrero después del 107,3 de enero, y toca así su nivel más bajo desde diciembre del 2014.
Pero queda mucho año aún por delante. Por lo pronto, el Gobierno de coalición de democristianos y socialdemócratas que preside Angela Merkel mantiene que el crecimiento en el 2016 será nuevamente del 1,7%. Pero los analistas escrutan la capacidad de la economía germana para seguir mostrándose resistente a los vaivenes económicos mundiales, y consideran que esa cifra debería ser revisada a la baja.
Están la menguante economía de China, de consecuencias impredecibles para el resto del mundo, y el bajo precio del petróleo y de materias primas en los mercados internacionales, que ha golpeado a las economías emergentes, que inyectaban crecimiento a la economía mundial. Alemania, además del descenso de exportaciones a Rusia y China, ha notado una caída de demanda de otros mercados emergentes en Asia y Latinoamérica. La encuesta de IFO indica que los directivos de las empresas germanas están cada vez más preocupados y pendientes de la economía global.