Servicios de Atención Domiciliaria
Cuando un familiar necesita ayuda...
Pensemos por un momento en la gran cantidad de tareas que todos hacemos en el entorno doméstico: acostarnos, levantarnos, asearnos, vestirnos, desvestirnos, cocinar, limpiar la casa, lavar la ropa, tender, planchar… A lo que además cabe sumar todas las necesidades añadidas que la vida en el domicilio conlleva, como puede ser salir a comprar, a pasear y relacionarse, incluso a cortarse el pelo o desplazarse para acudir a un médico. Todo esto, que la mayoría de personas hacemos rutinariamente de forma autónoma, supone un quebradero de cabeza cuando quien tiene que hacerlo no puede, como es el caso de personas mayores limitadas por su enfermedad o dependientes. Cuando esto sucede, la solución viene de la mano de los servicios de atención domiciliaria, pensados para compensar la totalidad o mayoría de las pérdidas de autonomía de la persona afectada, con el objetivo de que su calidad de vida se resienta lo menos posible.
La demanda de servicios domiciliarios, ya sean públicos o privados, viene incrementándose en los últimos años, convirtiéndose en uno de los servicios de carácter social más solicitados. La fórmula tiene numerosas ventajas, puesto que permite a la persona seguir viviendo el mayor tiempo posible en su hogar, atendiendo a sus costumbres diarias y en su entorno habitual.
Sin embargo, a las familias a veces les resulta complicado pedir ayu-
da y tomar una decisión en este sentido, a pesar de que la atención domiciliaria es la mejor opción cuando el usuario prefiere seguir viviendo en casa, aunque necesite ayuda o supervisión para realizar la mayoría de tareas.
El apoyo de un servicio de atención domiciliaria permite al usuario disfrutar del confort de su hogar: sentarse en su sofá, salir a tomar el sol en su balcón y no romper la relación con sus vecinos y amigos. Igualmente, seguir viviendo en casa per- mite a la persona mantener una vida independiente, atendiendo a sus rutinas y preferencias.
En este marco, los servicios domiciliarios ofrecen una atención personalizada de la mano de un cuidador profesionalizado, alguien que debe conocer a la perfección las necesidades del usuario y que vela por su bienestar en todo momento, manteniendo un contacto directo con la familia.
Bienestar del usuario, tranquilidad familiar
Tener a un familiar mayor, enfermo o dependiente a cargo puede generar una sensación de preocupación familiar, además de una falta de tiempo para poder atenderle y acompañarle en las tareas que necesita. Al final, pueden generarse situaciones de estrés y cansancio ante la dificultad de no poder compatibilizar las propias obligaciones personales y profesionales diarias. En este contexto, contar con el apoyo de un servicio de atención domiciliaria consigue que el usuario esté bien atendido en cada momento que precisa, con la consiguiente tranquilidad para la familia. Asimismo, el cuidador, en su desempeño de las tareas necesarias para el cuidado del usuario, permite más implicación afectiva y proporciona mayor tiempo de calidad para la participación familiar.
Elegir bien
Los servicios domiciliarios reciben un grado de satisfacción muy elevado por parte de los usuarios, siempre y cuando estén realizados por profesionales experimentados. Para ello, hay que cerciorarse bien del tipo de empresa que proporcionará los servicios y la garantía que nos ofrece.
En el mercado existen multitud de empresas que ofrecen servicios de atención domiciliaria, pero no todas trabajan igual, por eso es importante conocer sus criterios de selección y saber cómo es la persona a la que vamos a confiar el bienestar de nuestros familiares. Elegir bien es el primer paso para conseguir realmente el objetivo que buscamos, que es mantener y mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, en una apuesta para que puedan seguir viviendo en su hogar pero con todas sus necesidades cubiertas.
Los servicios domiciliarios permiten a la persona mayor o dependiente seguir viviendo en su hogar con todas sus necesidades cubiertas