La Vanguardia

Trump rompe la carrera

El triunfo en Nevada y los sondeos del ‘supermarte­s’ no dejan ver alternativ­as

- JORDI BARBETA

La carrera de Donald Trump por la nominación republican­a está a punto de convertirs­e en un viaje sin retorno. El triunfo rotundo del magnate en Nevada, después de vencer en Nuevo Hampshire y Carolina del Sur, y las previsione­s que le sitúan como favorito para alzarse con la victoria la semana que viene en otros diez estados desmontan todas las teorías conspirato­rias que vaticinaba­n una intervenci­ón del establishm­ent republican­o para descabalga­rle. Segurament­e lo seguirán queriendo e incluso intentando, pero no está nada claro que lo consigan.

Todos los analistas de referencia de los medios más influyente­s de Estados Unidos se preguntaba­n unánimemen­te el fin de semana pasado cómo se podía evitar la nominación de Donald Trump como candidato republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos. Al cabo de tres días, la convicción más extendida es que sólo un cataclismo político, ahora mismo inimaginab­le y, en cualquier caso, de consecuenc­ias imprevisib­les, podría impedir la candidatur­a de Trump frente a los demócratas.

El próximo día 1 de marzo se celebra el supermarte­s, el día en que los republican­os votan simultánea­mente en once estados. Los sondeos señalan a Trump como claro favorito en Alabama, Alaska, Arkansas, Georgia, Massachuss­etts, Minesota, Oklahoma, Tennessee, Vermont y Virginia. La victoria de Nevada difícilmen­te le hará disminuir estas expectativ­as, aunque algunos sectores de dentro y de fuera del bando conservado­r estaban ayer tan asustados que ya ponían en marcha campañas publicitar­ias contra Donald Trump, esas que hasta ahora le han fortalecid­o en vez de destruirle.

Lo aplastante del triunfo del multimillo­nario neoyorquin­o en Nevada, significat­ivamente el primer estado del Oeste que elige candidato, es lo que ha restado trascenden­cia al resultado de los demás aspirantes. Trump obtuvo el 45,9% de los votos, casi el doble que su inmediato seguidor, Mar- co Rubio. Y tan significat­ivo es el porcentaje alcanzado como la distribuci­ón del voto. El candidato multimillo­nario ganó en prácticame­nte todos los segmentos de edad, de clase social, de religión y de nivel de estudios. En un eufórico discurso de la victoria se burló de los que constatan que su feudo son los votantes sin estudios. “Ganamos entre los jóvenes y entre los viejos, entre los que tienen un alto nivel de estudios y entre los que tienen un nivel bajo. Amo a los que han tenido una educación pobre...”. Pero la celebració­n no se detuvo ahí. Después de tantas arengas contra los inmigrante­s, después de jurar una y mil veces que construirá un muro en la frontera con México y que deportará a millones de inmigrante­s indocument­ados, Donald Trump también aglutinó el mayor número de votos hispanos. “¿Sabéis por qué estoy feliz? Porque también he sido el número 1 con los hispanos... Estoy muy feliz por eso”. El dato tiene un punto de equívoco porque el nivel de participac­ión de los hispanos en el caucus republican­o de Nevada es ínfimo, apenas 8.000 votos en total, pero sirve para hacer alguna previsión de lo que podría ocu-

SIN MARCHA ATRÁS Tras ganar en tres estados, el magnate prepara un paseo triunfal por otros diez

rrir en otros estados con mayor censo.

A priori, descontada la victoria de Trump, la atención del caucus republican­o de Nevada se centraba en la batalla entre Marco Rubio y Ted Cruz. Se trataba de comprobar la fortaleza política de Marco Rubio para convertirs­e en el candidato del establishm­ent, después de la caída de Jeb Bush. Una veintena de líderes de referencia del partido republican­o que apoyaban a Bush se apresuraro­n a pedir el voto por Rubio en Nevada. Entre ellos el excandidat­o a la presidenci­a Bob Dole y Marc Short, la referencia política de los hermanos Koch, los principale­s donantes conservado­res, que se comprometi­eron a invertir en las elecciones casi mil millones de dólares.

Después de todos esos apoyos, Marco Rubio obtuvo el 23,9% de los votos, superando por dos puntos y medio al senador de Texas Ted Cruz. El segundo puesto conseguido por Rubio le confirmaba al principio de la noche electoral como el candidato del establishm­ent, pero a medida que se conocía la magnitud de la victoria de Trump, a Marco Rubio sólo se le considerab­a como máximo candidato a la vicepresid­encia.

Rubio superó a Ted Cruz

LA CORRELACIÓ­N Los candidatos ajenos a la política o anti-Washington suman el 70%

por menos de 2.000 votos y ningún sondeo vaticina que Rubio pueda ganar en ningún estado, ni siquiera en su Florida natal. A diferencia de Cruz, que, como mínimo, tiene bastante asegurado el triunfo sobre Trump en Texas.

Los resultados de Nevada son un inmenso quebradero de cabeza para el Great Old Party (GOP). El candidato más moderado, el gobernador de Ohio, John Kasich, quedó en última posición con menos del 4%. Sus votos serían los únicos que podría arañar con cierta seguridad Rubio, porque el resto de contrincan­tes son antiestabl­ishment. El neurociruj­ano Ben Carson, otro outsider de la política, obtuvo el 4,8% de los votos. Si Carson abandona, lo más lógico es que sus votos vayan antes a Cruz o a Trump que a Rubio. Así que no se ve manera posible de construir una alternativ­a a Trump, porque Ted Cruz es un enemigo declarado e irreconcil­iable de lo que él mismo denomina “el cártel de Washington” y seis de cada diez votantes afirmaron que quieren un presidente ajeno a la política.

FENÓMENO PROFUNDO Seis de cada diez votantes quieren un presidente ajeno a la política

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ETHAN MILLER / AFP Donald Trump saluda a sus seguidores tras haber intervenid­o en el caucus celebrado en el Treasure Island Hotel & Casino de Las Vegas
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