La Vanguardia

Un sondeo constata un virtual empate entre el sí y el no a la UE

- Redacción y agencias LONDRES

La niebla es densa en Gran Bretaña y los nervios están a flor de piel. La culpa es del debate sobre la Unión Europea, que no aclara nada. Las encuestas dan un empate entre las opciones a favor y en contra de seguir vinculados a Europa y, ante tanta incertidum­bre, la libra esterlina volvió a perder terreno. Ayer cotizó a su nivel más bajo en siete años frente al dólar (se cambió a 1,39), mientras hay voces tan reputadas como la del HSBC, el principal banco británico, que apuntan a que el año próximo perderá el 20% de su valor si el Reino Unido abandona la UE. La economía británica, además, se contraerá un 1,5%.

A estos malos augurios no se apuntó el FMI en su balance anual. Calcula que la economía crecerá un 2% en el 2016 y el 2017, y que el paro se situará en el 5%. Sin embargo, advirtió que este panorama tan benigno podría cambiar ante los “riesgos e incertidum­bres” del futuro.

El 23 de junio se celebrará el referéndum que disipará el horizonte y hasta entonces las espadas seguirán en alto. Las encuestas no son concluyent­es. La más fiable, realizada por YouGov para The Times otorga un 38% a los partidario­s del Brexit y un 37% a los que prefieren seguir en la UE. Esta encuesta se realizó on line y apunta un ligero retroceso del no respecto a muestras anteriores. El Daily Mail publicó una encuesta telefónica en la que el sí le saca doce puntos de ventaja al no.

Las diferencia­s entre los dos métodos de encuesta han levantado polémica, sobre todo porque los sondeos erraron el resultado de las últimas legislativ­as. Los expertos consideran que una persona se muestra más sincera cuando contesta una encuesta on line. Por teléfono suele sentirse más presionada y su respuesta se inclina por mantener el statu quo, en este caso, la permanenci­a en la Unión Europea.

El campo de los indecisos, es- pecialment­e entre los conservado­res moderados, sigue siendo muy grande, demasiado para que los sondeos sean concluyent­es. El 52% de los conservado­res, por ejemplo, señalan que aún pueden cambiar de opinión sobre la UE.

Boris Johnson, alcalde de Londres y el político más popular en el campo de Brexit, tiene mejor entrada que David Cameron entre los tories moderados. Cae bien y su amabilidad dulcifica los previsible­s estragos que causará abandonar la UE.

La buena noticia para el primer ministro es que el 88% de sus colegas lo ven con ojos favorables, mientras que Johnson no pasa del 68%.

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