La Vanguardia

El profanador de templos

El Barça de Luis Enrique luce sus mejores galas en los estadios de más cartel

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Primera visita al Parque de los Príncipes, derrota y tres goles en contra. Primera visita al Bernabeu, debacle y otros tres tantos encajados. En su advenimien­to el Barça de Luis Enrique se cayó del andamio en sus viajes a dos templos como el parisino y el madrileño. “Nunca más”, debieron de pensar en el vestuario y en el cuerpo técnico, porque desde entonces el pentacampe­ón barcelonis­ta ha profanado y se ha llevado el botín de la mayoría de los estadios de más pedigrí a los que ha viajado, el último el Emirates del Arsenal. Ha dejado su tarjeta de presentaci­ón por donde ha pasado. De hecho, de los campos de los más grandes de Europa en los que ha jugado sólo no ha ganado en el Allianz Arena, donde perdió con el Bayern por 3-2 pero ya tenía la eliminator­ia sentenciad­a de la ida. En España el Sánchez Pizjuán es el único recinto de los mejores de la Liga del que no ha salido victorioso desde que Luis Enrique es el entrenador. Lo que sigue prueba por qué el Barça es tan competitiv­o y tan difícil de doblegar, porque sólo desde esa mentalidad se puede triunfar en estas plazas. “El equipo demuestra su personalid­ad y su grandeza en estos partidos. Estamos preparados para estos retos”, resume con acierto Dani Alves.

EL EMIRATES SE RINDE. Tenía una cuenta pendiente el Barcelona con este campo, en el que había brillado pero no había ganado en el pasado, y el martes se manejó de manera implacable, como sólo un campeón sabe hacer. Interpretó la partitura del encuentro con paciencia, aguardó a engrasar la maquinaria, detectó las flaquezas del Arsenal y aplicó el bisturí en el momento justo. Messi resolvió la ecuación del partido.

INCENDIO EN EL BERNABEU. El principio del fin de Rafa Benítez llegó con el repaso del Barça al Madrid en Chamartín esta temporada. Un 0-4 que el conjunto de Luis Enrique firmó con Messi partiendo desde el banquillo porque salía de su lesión de dos meses. Neymar y Suárez tomaron el control de las operacione­s. El brasileño metió un gol y siempre desequilib­ró, y el uruguayo abrió y cerró el marcador. Hasta encontró las redes Iniesta, que no lo hacía en la Liga desde que logró un gol en el Bernabeu dos temporadas atrás. El estropicio al Madrid pudo ser peor porque el Barça no le dio opción nunca y se mostró muy superior de principio a fin, provocando una pañolada y gritos contra Florentino ya en el descanso. Pocas veces ha sido tan dominador el Barcelona en terreno blanco. Cuando se impusieron allí los blaugrana los madridista­s llevaban 16 partidos sin caer en casa, aunque su anterior derrota había sido intrascend­ente (frente al Schalke en la Champions). Nadie vencía por más de un gol en Chamartín desde hacía casi cuatro años cuando el propio Barça se había impuesto por 1-3.

PLENO EN EL CALDERÓN. Tres partidos del Barcelona de Lucho en el Manzanares, tres triunfos. Mejor, imposible, y más en estos tiempos del Atlético de Simeone, un equipo que si algo atesora es solidez. Pero nada que no pueda aguijonear el tridente. En la Copa y dos veces en la Liga. En el cruce copero el Barça se impuso 2-3. Un visionado de los goles de aquel día permite comprobar que el primer tanto blaugrana es similar al 0-1 en el Emirates, aunque en ese caso Messi fue el que inició el contragolp­e, Suárez el que lo continuó y el que asistió y Neymar el que lo remató. Aunque tuvo más importanci­a el gol que metió Messi para cantar el alirón en el Calderón en la pasada Liga. En la actual el argentino en- tró en la segunda mitad como revulsivo, cogió el toro del encuentro por los cuernos y puso su rúbrica en el 1-2 definitivo. El Manzanares no es el único estadio de renombre que el Barça ha sometido tres veces. También lo ha hecho en San Mamés.

UN WESTERN EN EL ETIHAD. El destino le brindó al Manchester City la pasada temporada la posibilida­d de redimirse de su derrota del cur-

so anterior frente al Barça de Gerardo Martino. Pero el de Luis Enrique no fue menos y con un Messi que no necesitó marcar para bailar un tango con los defensas y con los goles de western de Suárez los barcelonis­tas también encarrilar­on su eliminator­ia de octavos.

UN TÚNEL EN LA TORRE EIFFEL. Tridente iluminado en la ciudad de la luz. Neymar, asistido por Leo Messi, abrió la senda y por allí apareció Suárez para dejar sentados a David Luiz y a Marquinhos en el primero de sus dos goles y para tirar un caño al propio David Luiz en el segundo. Eliminator­ia de cuartos sentenciad­a y un paso más hacia la Champions que el Barcelona acabaría levantando en Berlín. El PSG cayó en el Parque de los Príncipes tras 24 partidos y ahora acumula otros 27 sin perder en casa. Seguro que cruzan los dedos para que no vuelva el Barça.

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Messi, Suárez, Neymar y Rakitic celebrando el primer gol del Barcelona, el pasado martes en Londres
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TOBY MELVILLE / REUTERS

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