Ecosistemas digitales
Catalunya es un país emprendedor. El tejido empresarial catalán está formado en gran parte por pymes y start-up, entidades protagonistas también en el universo tecnológico. En la realidad económica en constante reformulación, son necesarias iniciativas que actúen de catalizador para impulsar empresas de nueva creación. La celebración de iniciativas de gran impacto como el Mobile World Congress y su paralelo, el FYFN, que convierten Barcelona en el escaparate mundial de telefonía y emprendimiento durante, antes y después del congreso, son un buen ejemplo.
Sin embargo, el auge de la esfera tecnológica, sector que ocupa cerca de 82.000 personas en Catalunya, comporta un debate que no debe ignorarse. Como exponen los investigadores del MIT, Andrew McAfee y Erik Brynjolfsson, la llegada de la cuarta revolución industrial, la Industria 4.0, manifiesta una imparable paradoja. Mientras que la productividad y la generación de riqueza se ve acelerada por los procesos de la evolución digital, el empleo no puede seguirle el ritmo. En el pasado Foro Económico Mundial de Davos, un estudio pronosticaba el fin de más de cinco millones de puestos de trabajo en los 15 países más industrializados debido al cambio digital.
GENERAR EMPLEO
En este contexto de adversidad, y sobre todo gracias a la innovación, la tecnología puede posicionarse como el sector con más elasticidad para crear nuevos puestos de trabajo. En esta línea, en Davos también se concluía que el 65% de los alumnos de Primaria tendrán puestos de trabajo que no existen en la actualidad, la mayoría vinculados a la digitalización. A partir de ahora, universida- des y escuelas, plataformas de gestión de talento y equipos de recursos humanos se enfrentan a una importantísima tarea a desarrollar. El conocimiento y su transferencia se postulan como una de las grandes claves en el futuro. Se deberán focalizar bien los esfuerzos para adecuar la formación de las personas a puestos de trabajo alineados con la transformación. La gestión del cambio y la adaptación de los perfiles analógicos en tareas cada vez más virtuales se convierten también en uno de los aspectos a potenciar.
En 2015 el “Barómetro del Sector Tecnológico en Catalunya”, publicado anualmente por CTecno, ya diagnosticaba como uno de los principales retos la apuesta por la educación tecnológica desde la infancia. Otro de los pilares para reducir el riesgo de exclusión social es la capacitación constante.
En definitiva, la gestión del talento y la capacidad de adaptación de las personas a los nuevos ecosistemas digitales son dos de los deberes de la sociedad pero, para no perder el tren de la igualdad, la concienciación del cambio digital debe llegar cuando antes. Queda trabajo por hacer.