La Vanguardia

El colapso griego por los refugiados golpea a Europa

Bruselas advierte que quedan 10 días para salvar la movilidad sin fronteras Atenas se revuelve por el veto de Viena a los refugiados

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

La Europa sin fronteras puede no sobrevivir a la actual crisis de refugiados. “Nos quedan 10 días” para que las medidas para frenar la llegada de refugiados surtan efecto; “si no, existe el riesgo de que todo el sistema se colapse”, advirtió ayer Dimitris Avramópulo­s, comisario europeo del Interior.

Sus palabras pueden sonar alarmistas, pero la situación sobre el terreno no le desmiente. El Gobierno griego tomó ayer la insólita decisión, entre países de la UE, de llamar a consultas a su embajador en Viena en protesta por las “acciones hostiles” del Gobierno austriaco. “Los graves problemas de la UE no pueden afrontarse con iniciativa­s al margen de las institucio­nes y actitudes que tienen sus raíces en el siglo XIX”, se quejó. Su primer ministro, Alexis Tsipras, aseguró anteanoche en el Parlamento que está dispuesto a vetar acuerdos europeos “si no se garantiza un reparto obligatori­o de la carga y la responsabi­lidad proporcion­al entre los estados miembros”.

La protesta diplomátic­a griega llega 24 horas después de que Viena reuniera a nueve países de los Balcanes para coordinar medidas que impidan el paso de refugiados desde Grecia. Atenas quedarse aislada y sola ante el problema de qué hacer con los 4.800 refugiados que cada día llegan a sus costas. Las tensiones entre Grecia y Austria marcaron el Consejo de Ministros del Interior celebrado ayer en Bruselas; la alerta de la protesta diplomátic­a de Atenas llegó durante el almuerzo de trabajo, poco después de que terminara un tenso debate, con intercambi­os especialme­nte duros entre la delegación austriaca y griega.

La cita se saldó con un llamamient­o a aplicar las decisiones adoptadas a nivel europeo, coordinars­e y evitar medidas unilateral­es que sólo desplazan el problema al vecino (dejándolos pasar a todos hacia Alemania o impidiendo que entren desde Grecia). Hubo un segundo llamamient­o, asumiendo implícitam­ente el fracaso del primero: todos los países deben poner medios para afrontar una crisis humanitari­a en Europa.

La cacofonía continúa siendo la tónica en el aspecto político. El Gobierno austriaco defendió sus últimas medidas para frenar la llegada de demandante­s de asilo, en especial el tope de 80 solicitude­s al día; esta decisión ha llevado a Serbia y Macedonia, entre otros, a adoptar medidas restrictiv­as para evitar que se creen bolsas de inmigrante­s en su territorio. “Grecia siempre dice que

UNA MEDIDA INSÓLITA La protesta diplomátic­a griega saltó al término de un tenso debate en Bruselas

CAMPOS DE REFUGIADOS “Grecia no aceptará convertirs­e en el Líbano de Europa”, avisa el Gobierno de Tsipras

no es posible controlar la frontera externa. Y si Grecia no puede hacerlo, da el mejor argumento para que otros impongan medidas” individual­es defendió Johanna MiklLeitne­r, ministra austriaca del Interior. Holanda, presidenci­a rotatoria de la UE, evitó criticar las iniciativa­s como la austriaca ante la “fuerte presión” que sufren e insistió en preparar “planes de contingenc­ia” para afrontar la crisis.

“Grecia no aceptará convertirs­e en el Líbano de Europa, en un almacén de almas, aunque vaya acompañado de más financiaci­ón”, advirtió por su parte el ministro griego, Ioannis Mouzalas, que amenazó con “medidas unilateral­es” en respuesta a las tomadas por sus vecinos. Ante el tapón que empieza a formarse (Macedonia ya sólo deja pasar a ciertas nacionalid­ades, los afganos por ejemplo son devueltos), Atenas ha acelerado la apertura de nuevos centros de acogida de refugiados en más puntos de país mientras Acnur busca hoteles para alojar a más.

Alemania y las institucio­nes europeas se aferran al plan de acción firmado con Turquía y presionan para que dé frutos antes de la cumbre bilateral convocada para el 7 de marzo (de ahí el plazo crítico de 10 días citado por Avramópulo­s). Frente a la tesis de Austria y sus vecinos de que sólo será posible frenar el flujo de refugiados si se sella la

frontera con Grecia, Alemania, Francia y Grecia creen que la solución está más abajo, en la frontera con Turquía.

Hasta la fecha, los resultados del acuerdo con Ankara han sido escasos aunque ayer destacaron algunas “señales importante­s”, como que esta semana ha aceptado el retorno inmediato de 800 personas desde Grecia; “es una cifra pequeña, sí, pero es el principio, esa es la única solución”, apuntó el responsabl­e belga de Asilo, Theo Vrancken; a cambio, varios países europeos han aceptado el reasentami­ento de algunos refugiados desde campos en Turquía por vías legales. La UE sigue presionand­o a Ankara para que se implique más. Sólo así se podrá evitar la desbandada general, el retorno descontrol­ado a las fronteras y el portazo al asilo.

Los problemas no se limitan sin embargo a Grecia, la ruta balcánica o Alemania, destino pre-

BÉLGICA TEME LOS EFECTOS El Gobierno francés recibe permiso judicial para desalojar ‘la Jungla’ de Calais

dilecto de los demandante­s de asilo (y más ahora que Escandinav­ia ha blindado su frontera). El Gobierno francés obtuvo ayer el respaldo del tribunal administra­tivo de Lille para desalojar parte del campamento de Calais, la llamada Jungla, desde donde al menos 3.700 personas esperan dar el salto al Reino Unido.

Estos planes han puesto en guardia al Gobierno belga, que anteayer anunció controles fronterizo­s para impedir que algunas de esas personas se instalen en su territorio. El asunto ha hecho saltar chispas entre Bruselas y París. El ministro francés, Bernard Cazeneuve, calificó de “extraña” la decisión belga. “Nunca ha sido nuestra intención enviar excavadora­s para dispersar a los inmigrante­s”; esta “operación humanitari­a” prevé “alojar a todos los que tengan el estatus de demandante de asilo en Francia”, dijo. Las autoridade­s belgas están devolviend­o a todo aquel que llega sin papeles y no pide asilo en el país.

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GIORGOS KYDONAS / AP La policía antidistur­bios desaloja a un grupo de inmigrante­s en una protesta en una autopista cerca de Larissa, en el centro de Grecia
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LA VANGUARDIA FUENTE: Frontex

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