El destino de Persépolis
Los electores votan hoy a los diputados y al Consejo que designa al líder supremo
Irán celebra hoy elecciones para elegir nuevo Parlamento y también el Consejo de Expertos, un grupo de 88 clérigos que tiene como misión designar al líder supremo.
Mohamed ha pegado en una de las ventanillas de su taxi el cartel con la lista de candidatos del bloque progresista, que lidera el expresidente Hashemi Rafsanjani, al Consejo de Expertos, un grupo de 88 clérigos que tiene como misión elegir al líder supremo. Esta es una de las dos elecciones que se llevarán a cabo hoy en Irán. En la otra se decidirán los 290 representantes del primer Parlamento iraní que se elige durante el Gobierno de Hasan Rohani.
“Hemos de votar”, dice Mohamed al tiempo que conduce por las calles del centro de Teherán, que se vuelven aún más intransitables en las semanas próximas al Año Nuevo año persa (Nuruz), que se celebra cada 21 de marzo. Este hombre de 47 años cree que los iraníes se quejan mucho y no quieren ver que la economía ha mejorado desde la llegada de Rohani a la presidencia.
Al tiempo que busca un espacio para detenerse junto al gran bazar señala que la economía estaba destruida. Los jueves es el día con más congestión en este sector de la ciudad, que sigue siendo el eje del comercio, aun en estos tiempos en los que Teherán se ha llenado de modernos centros comerciales. Pero en estas calles peatonales, que siempre han medido el pulso político de Irán, las elecciones casi no existen. Su único indicio son algunos carteles. Y una mayor presencia policial.
Nada comparado con el ambiente que se vivía tres años atrás cuando reinaba la incertidumbre sobre si el candidato moderado Rohani iba a abrirse un espacio dentro del sector radical, que para entonces se sentía impenetrable. Al final ganó con más del 50% de los votos gracias a sus promesas de apertura social y del acuerdo nuclear con Occidente a cambio de eliminar sanciones. Como sucedió.
“Reconozco que el país ha ido cambiando poco a poco. Pero no creo que estas elecciones influyan en nada. Hay poca transparencia y todo está decidido de antemano”, asegura Mohamed, de 35 años, quien trabaja en la joyería de su padre. De siete personas que trabajan allí, tres van a votar. Lo harán porque quieren ayudar a que el país vaya a mejor.
El sentimiento de Mohamed no es aislado. En cada uno de los sectores del bazar, los comerciantes repiten frases parecidas. “No hay sinceridad por parte del régimen”, “todo es mentira”, dicen algunos vendedores, que, sin embargo, aseguran apoyar a Rohani.
Su escepticismo surge por la decisión del Consejo de Guardianes de rechazar la candidatura de más de la mitad de los que presentaron su nombre a cada una de las elecciones. Un poco más de seis mil han sido considerados aptos para ser elegidos para el Majlis y 161 para el Consejo de Expertos. Pero el verdadero desencanto viene por la descalificación de un gran número de candidatos del bloque moderadoreformista.
“La gente se siente insatisfecha; le han mandado el mensaje de que no habrá cambio”, explica el analista Hermidas Boband, que hace referencia a las palabras del líder supremo, Alí Jamenei, quien ha señalado que este Parlamento debería ser igual al anterior. “La gente quiere un Parlamento que siga sus deberes legales y no sea intimidado por EE.UU.”, aseguró Jamenei.
Si por parte de los progresistas, esta campaña ha sido utilizada para atacar a los 12 clérigos del radicalizado Consejo de Guardianes por haber descalificado masivamente a sus candidatos –también vetó a muchos conservadores, pero menos– y haber influido a priori en el resultado de las elecciones, el sector radical ha criticado al bloque contrario de ser un instrumento de EE.UU. y el Reino Unido.
La firma del acuerdo nuclear ha provocado alarma entre el sector más radical, que teme esta nueva etapa en la que Irán abre sus puertas a mejores relaciones con Occidente pero, sobre todo, a la inversión extranjera. En los últimos meses ha aumentado la presión contra empresarios, periodistas y artistas.
“La relación de la nación con el régimen no ha vuelto a ser la misma desde el 2009. La gente no olvida que Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi –los dos candidatos presidenciales de entonces– aún están en arresto domiciliario”, explica el analista Saeed Leylaz, que defiende las políticas económicas de Rohani y su equipo. “Es normal que la gente diga que no tiene dinero. La mayoría es cada día más pobre. Pero eso es lo que tratan de mejorar”, añade Leylaz, que a su vez cree que la única manera de salir adelante es apoyando a este Gobierno. Y votar.
También el bloque progresista, que ha impulsado una gran campaña en los medios sociales con artistas, actores y políticos carismáticos. La estrategia es que cuantos más votos haya, mayor representación tendrán y, por ende, mayor poder en ambas asambleas, aunque no logren la mayoría.
“Tenemos que salvar la pequeña democracia que tenemos. Hay que votar”, sentenciaba el taxista, que proyectaba un optimismo muy diferente al que se vivía en el bazar.
El mandatario ha firmado el acuerdo nuclear, una apertura a Occidente temida por los conservadores