La Vanguardia

El vuelo de Trump

El multimillo­nario ‘outsider’ siembra el terror entre los conservado­res al aparecer como favorito para el ‘supermarte­s’

- FRANCESC PEIRÓN Bentonvill­e Correspons­al

Un murmullo crece entre el numeroso público reunido en un hangar del aeropuerto de Bentonvill­e. Un avión se acerca. –¡Esto es brutal! La exclamació­n correspond­e a un veinteañer­o, estudiante en la cercana Universida­d de Arkansas, blanco, como sus cuatro amigos, como el 99,9% de la concurrenc­ia. De todas las edades y formatos, pero blancos. El único negro es el que vende los pins (1 por 5 dólares, 3 por 10) y las gorras, a 20$ la de oferta, a 25$ la oficial. –¡Es el mejor! ¡Es único! El Trump Force One aterriza. Ponen la escalerill­a, se abre la puerta y el favorito en las encuestas republican­as desciende como lo que es, la máxima estrella de la jornada. Ninguno de sus rivales puede hacer semejante alarde. El vuelo de Trump: su Boeing 757 lo deja en el escenario de su mitin.

Ese gesto de poderío entusiasma a los miles de fans aquí convocados, lo que ya se empieza a ser un potente movimiento. Son los desencanta­dos de la política, lo que denominan con sarcasmo como “el cartel de Washington”.

De fondo suenan los Stones, lo que parece una transgresi­ón.

“Dice lo que pienso y tengo la esperanza de que cambie el país y nos salve de la ruina de Obama”, afirma Bruce Nickle (63), que va con su esposa, Debra (56).

“Lo esencial para mi es mantener afuera a los ilegales y reforzar a los militares, volver a ser el país más fuerte”, insiste. “No es racismo, es protección”, tercia Debra respecto a los puntos de vista del aspirante contra los mexicanos o los refugiados. “Yo no los quiero”, precisa él sobre los que huyen de Siria. Dan ideas: “Se ha de asegu- rar también la frontera con Canadá, porque Minnesota y Michigan están llenos de musulmanes”, remata la esposa.

El matrimonio, propietari­o de un negocio de interioris­mo, se ha desplazado desde Cassville (Misuri). “Somos republican­os moderados, igual que Trump”. –¿A qué os gusta mi avión? Los tres líderes en la pugna conservado­ra hicieron campaña este sábado en Arkansas, uno de los once estados en el que se juegan la gran baza del supermarte­s. Se reparten 595 delegados, el 25% de los requeridos para la nominación. El establisme­nt del Great Old Party (GOP) teme que el magnate salga mañana tan reforzado que sea tarde para frenarlo. Los sondeos lo sitúan a la cabeza.

Hay otros indicadore­s. El mismo sábado que Cruz convocó a 1.000 seguidores y Rubio a 1.500, en el hangar hubo, según cifras oficiales, unas 5.000 personas. Muchos aparcarona a casi tres kilómetros para asistir al acto.

En Arkansas nació la saga Clinton. Sin embargo, la aspirante demócrata no salió mal parada. Los tres “amigos” conservado­res casi se olvidaron de ella y se dedicaron a despelleja­rse entre ellos.

Sólo una muestra. Rubio afirmó que “tenemos un lunático en Corea del Norte y otro en América”. No precisó dar nombres. Trump entró más al trapo. Ridiculizó a Rubio por lo que suda en los debates televisado­s –de esta guisa es el calado ideológico– y arremetió contra él y su colega en el Senado, Ted Cruz, porque están en manos de los lobbies.

–No necesito vuestro dinero, sólo quiero vuestro voto.

“A los del GOP no les gusta porque él no necesita recaudar dólares, prefieren a una marioneta”, sentencia Chap Brandenbur­g (39), residente en Fort Smith y formado en telecomuni­caciones durantes sus años en el ejército.

“Es muy bueno para América. Los políticos sólo piensa en ellos, pero él trabajara por la gente, en contra de los políticos”, precisa.

Casi una hora de discurso. Hay momentos aburrimien­to –no pocos marchan a medias, al acercarse la hora de comer– y puntos álgidos. Coinciden cuando el maestro de ceremonias recurre a sus éxitos: la pérdida de relevancia internacio­nal, el temor al Islam, la externaliz­ación laboral o los malos mexicanos y su recurrente muro, “alto y profundo”.

“¿Cuántos sois hispanos?”. Se levantan sólo cuatro manos. A Trump le sale una sonrisa, como diciendo, algo es algo.

Uno de ellos es Januario Fuentes (34), que se ha pegado diez horas al volante, desde Texas, para ver a su ídolo: “Tiene algo que lo hace diferente, es un líder”. Nació en México, pero casi de bebé cruzaron la frontera. Está legal. Formó parte de los marines.

“Lo que dice de los mexicanos –lo excusa– no es más que propaganda, es el juego de la política, lo ha de hacer. Es como el póker”.

Januario lleva la Biblia en su teléfono. “Aunque se ha casado tres veces –concluye–, siempre se ha preocupado por su familia”.

Un asistente alza un cartel. “La mejor elección para presidente: Dios, Jesús, D. Trump”.

TRUMP FORCE ONE El magnate “aparca” su avión justo detrás del escenario de su mitin en Bentonvill­e

DE CAMPAÑA EN CASA CLINTON Los tres republican­os se olvidan de la rival demócrata y se machacan entre ellos

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MICHAEL B. THOMAS / AFP to, ha adquirido una notoria relevancia y a los partidario­s del magnate les encanta este despliegue de opulencia.
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