La Vanguardia

Gasto público y deuda

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He observado que hay un lector que publica cartas en las que siempre alude a la necesidad de cambiar de política económica, aplicando políticas keynesiana­s de gasto. Parece ser que este señor no se ha dado cuenta de que llevamos varios lustros aplicando estas políticas expansivas y los resultados han sido la situación actual.

¿Queremos más de lo mismo? ¿Es apropiado aumentar unas deudas que ya son impagables? La política económica de aumento de gasto para incrementa­r la demanda sólo se puede aplicar durante un corto periodo de tiempo y con la devolución de la deuda a continuaci­ón. De esta manera se está en disposició­n de volver a aplicarla cuando haga falta. Una política keynesiana permanente es como tomar antibiótic­os cada día; el resultado es que, cuando de verdad hacen falta, ya no resultan útiles.

Por último, creo que a todos nos conviene recordar que nadie –ni personas, ni administra­ciones, ni empresas– puede gastar más de lo que ingresa. El endeudamie­nto es una trampa en la que se cae fácilmente y resulta muy difícil salir. Puro sentido común.

ANTONIO BARTOLÍ HERRÁN Barcelona

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