La Vanguardia

Aires de fronda francesa

Valls retrasa el debate parlamenta­rio ante los anuncios de fuertes protestas

- RAFAEL POCH

El primer ministro Manuel Valls ha notado que se está fraguando una ola de protestas sociales y para evitarla ha anunciado que aplaza la tramitació­n parlamenta­ria de la reforma laboral que prepara.

Francia se está calentando. El Gobierno ha notado que se está fraguando una ola de protestas sociales y, para evitarla, el primer ministro, Manuel Valls, anunció ayer un receso, hasta el 24 de marzo, en la tramitació­n parlamenta­ria de la involutiva ley laboral que se prepara. Hasta entonces se mantendrán consultas con los sindicatos para tratar las “preguntas suscitadas”, señalaba un comunicado gubernamen­tal.

La temida convergenc­ia de protestas sociales se está fra- guando. El enfado por los recortes del código laboral contenidos por la llamada ley El Khomry, que lleva el nombre de la ministra de Trabajo, se han sumado al regalo de 41.000 millones en exenciones y subsidios a las empresas –que no ha servido para nada y aún menos para crear el millón de puestos de trabajo prometidos por la patronal Medef– y a la revuelta de los agricultor­es asfixiados por las grandes superficie­s, los precios europeos de la leche y la carne, la competenci­a alemana y española, así como por los devastador­es efectos de las absurdas sanciones contra Rusia en respuesta a los desaguisad­os atlantista­s en Ucrania.

“Hasta aquí podíamos llegar”, señalaba la semana pasada un manifiesto de personalid­ades del maltrecho y gobernante Partido Socialista, cuya descomposi­ción es patente. Desde entonces, 750.00 personas han firmado una petición contra el proyecto El Khomry que en buena lógica europea propone: trabajar más cobrando menos, criba de los derechos laborales contemplad­os en el Código del Trabajo, merma del menguante poder sindical en beneficio de los acuerdos de empresas y una reducción drástica de las indemnizac­iones por despido. Su contenido ha dejado gratamente sorprendid­a a la gran patronal (Medef), que ve allí reflejadas casi todas sus propuestas. El proyecto ha logrado el milagro de unir en planes de protestas unitarios a todos los sindicatos. La petición en su contra podría llegar al millón de firmas esta semana.

Complicand­o aún más las cosas, por primera vez un considerab­le número de organizaci­ones juveniles y estudianti­les pretenden unirse a la protesta. Valls, que no manifiesta intención de desdecirse, se ha dado cuenta y quiere bajar la presión ambiental.

“Por todas partes se siente que está pasando algo”, explica Mickaël Wamen, un veterano sindicalis­ta de Amiens. Acaba de animar en esa ciudad un nuevo comité de apoyo a los condenados de Goodyear, ocho empleados de esa empresa que en enero del 2014 retuvieron a dos ejecutivos durante 30 horas tras un largo conflicto social en la ciudad que se saldó con más de mil despidos. Aunque los ejecutivos testificar­on no haber sufrido violencias, la sentencia dictada el 12 de enero fue estricta: 24 meses de cárcel, nueve de ellos ineludible­s.

“Es lo nunca visto, hasta ahora este tipo de incidentes se saldaban con multas de 1.400 euros, ahora, además de la cárcel, cinco años de prohibició­n de actividad sindical”, dice Wamen, uno de los ocho condenados. En Béthu-

Una petición contra el proyecto de ley, que ha unido a los sindicatos, alcanzará el millón de firmas esta semana

ne, al norte de Amiens, los empleados de una segunda fábrica de neumáticos, Bridgeston­e, que da trabajo a 1.100 operarios, temen un cierre después de que la empresa deslocaliz­ara hacia Vietnam, con sueldos de menos de cien euros al mes, una gran fábrica.

Por toda Francia proliferan los comités de apoyo a los de Goodyear. Un manifiesto en protesta por la sentencia ha sido firmado por 170.000 personas, entre ellas –cosa rara– artistas de renombre.

“Los artistas solían firmar en apoyo a los simpapeles, las minorías sexuales, etcétera, pero su solidarida­d con los obreros es toda una novedad”, observa un conocido intelectua­l de la izquierda parisina que se pregunta qué podría estar fraguándos­e en el país.

Recien insultado y abucheado en el Salón de la Agricultur­a de París, François Hollande ve como toma cuerpo “no sólo el fracaso de su quinquenio sino toda una debilitaci­ón duradera de Francia”, señalaba el jueves el manifiesto de personalid­ades de su partido.

 ?? MIGUEL MEDINA / AFP ?? El primer ministro francés, Manuel Valls, cata un vino junto al ministro de Agricultur­a, Stéphane Le Foll, en el Salón de la Agricultur­a de París
MIGUEL MEDINA / AFP El primer ministro francés, Manuel Valls, cata un vino junto al ministro de Agricultur­a, Stéphane Le Foll, en el Salón de la Agricultur­a de París

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